Por un convenio digno para toda la plantilla del grupo ASPANIAS

Reproducimos un resumen del completo artículo del Blog, De Gamonal al Mundo sobre la problemática que lleva a manifestarse, convocados por UGT, el jueves 15 de noviembre, a las 20.00 horas en la Plaza del Cid, a los/as trabajadores/as y familias de ASPANIAS, ante las presiones y coacciones que la empresa ha emprendido para la firma de un convenio colectivo

Los comités de empresa de la Fundación ASPANIAS y la Fundación CISA (el centro especial de empleo) llevan desde el mes de mayo exteriorizando públicamente el descontento con la situación laboral del grupo burgalés. Tanto los profesionales de apoyo como los operarios y operarias con discapacidad están siendo fuertemente perjudicados por las decisiones unilaterales de la gerencia del grupo y por su negativa a asumir un convenio digno para toda la plantilla.

Pero toda esta problemática viene de largo, como suele decirse. Mucho ha cambiado en esta entidad que nació en la década de los 60 como una iniciativa de las familias de personas con discapacidad. Hoy nadie reconoce este conglomerado de empresas, que nada tiene que ver con el proyecto autogestionado original.

Patronatos y equipos de dirección

Miembros del comité de empresa, trabajadores y trabajadoras y varias familias aseguran que la dirección real de ASPANIAS no está formada por padres y madres, sino por el equipo de gestión: el gerente José María Ibáñez y los gestores de algunas áreas. El director de Recursos Humanos fue hace tiempo presidente del comité de empresa representando al sindicato CCOO.

Formalmente existen dos patronatos: la Fundación Aspanias y Fundación CISA (el centro especial de empleo). Muchos de sus patronos no son familias, e incluso algunos son personas externas al grupo de empresas. También existe una Junta Directiva de la asociación. Uno de los patronos es además el administrador único de la nueva empresa que gestiona las residencias de ancianos de Salas de los Infantes y Villadiego (con ánimo de lucro, aunque depende de la Fundación Aspanias).

Las empresas del grupo manejan hoy un presupuesto anual que ronda los 15 millones de euros. La plantilla asciende hasta los casi 700 trabajadores y trabajadoras; de ellas, cerca de 300 son personas con discapacidad contratadas en la Fundación CISA. Tanto en presupuesto como en plantilla se la puede considerar como una gran empresa.

Demandas del salario mínimo y contra la discriminación económica por género

Las demandas laborales se centran ahora mismo en la consecución de mejoras para profesionales de apoyo y los operarios y operarias con discapacidad. Los primeros, en su mayoría, llevan desde 2014 con congelación salarial (de 2012 a 2014 sólo tuvieron un incremento de 0,6%). Las personas con discapacidad son las que peores condiciones laborales tienen: son quienes más trabajan en el sector (1758 horas anuales) y quienes menos cobran. Incluso les absorben parcialmente complementos de nocturnidad, antigüedad, desarrollo profesional o turnicidad si superan el salario mínimo interprofesional. Otro grupo de unos 60 trabajadores/as, de las residencias de mayores, tienen también unas condiciones manifiestamente mejorables, ya que el convenio estatal de la dependencia es muy pobre.

Por otro lado, fuentes sindicales hablan también de discriminación de género. La brecha salarial entre hombres y mujeres es de cerca de 600 € mensuales.

Las mujeres son quienes más contratos tienen a tiempo parcial. Además, copan las categorías laborales peor remuneradas, mientras los puestos de alta dirección son ocupados exclusivamente por hombres. Dos casos son especialmente llamativos: las auxiliares de enfermería (prácticamente todas mujeres) cobran menos que los cuidadores y cuidadoras, cuando en la práctica parece que realizan las mismas funciones y en teoría la categoría laboral requiere una mayor formación. Por otro lado, las encargadas de servicios domésticos (todas mujeres) cobran menos que el resto de encargados y encargadas. El trabajo de limpieza, feminizado, se valora menos que cualquier otro, cuando las funciones son las mismas: coordinar, apoyar y supervisar a operarios y operarias con discapacidad.

Según han comentado fuentes sindicales en las asambleas, el convenio que se negocia no es para todos: una élite de trabajadores cobra mucho, muchísimo más; no es que sean complementos de 100, o 200, o 500 € por direcciones o responsabilidades, sino de cantidades muy, muy altas. Condiciones salariales que ya querrían muchos altos cargos de la función pública, además de que es público y notorio el uso de vehículos de empresa y otros beneficios.

Recuperar los recortes por la crisis

Además de estas reivindicaciones, la plantilla quiere recuperar otras mejoras que la gerencia del grupo recortó a la plantilla con el manido argumento de la crisis: la comida gratuita de catering en el lugar de trabajo, complementos por funciones específicas, cobertura salarial mejorada en bajas laborales…

La última propuesta de la empresa en mesa de negociación contenía incluso retrocesos en las condiciones de trabajo. Y no contemplaba las mejoras que las patronales de la discapacidad de ámbito estatal están negociando en el convenio marco. Como decíamos, los delegados y delegadas del sindicato mayoritario han realizado algunas movilizaciones, especialmente reivindicando el salario mínimo sin recortes para los operarios y operarias con discapacidad.

Intermediación con SERLA y la vía judicial

La empresa ha utilizado diversas maniobras jurídicas para aplazar indefinidamente las vistas del juicio, con lo que el proceso ha tenido que volver a comenzar. Han sometido a las personas con discapacidad a indefensión jurídica.

Por otro lado, el sindicato mayoritario intentó llevar a cabo una intermediación en el SERLA, que no pudo salir adelante por la incomparecencia de la empresa. CCOO, sindicato minoritario, tampoco acudió.

Además, han tenido lugar varias asambleas de la plantilla. Las últimas fueron el 5 de noviembre, con la asistencia de unas 150 personas (entre mañana y tarde). Asistieron varias familias, que mostraron sintonía con las reivindicaciones de la plantilla y mucho hartazgo con la gestión del gerente. Hubo unanimidad a la hora de convocar y difundir públicamente una concentración en defensa de los derechos de la plantilla y en volver a acudir al SERLA, en esta ocasión preavisando de paros o huelga, que se llevarían a cabo si la gerencia de ASPANIAS no ofrece una propuesta de convenio razonable para toda la plantilla. Hubo incluso quien propuso que, si no había dinero suficiente en ASPANIAS para mejorar el convenio, se rebajaran los generosos salarios de los altos cargos.

Y es en este momento cuando el sindicato minoritario (CCOO) se presta a una maniobra bochornosa y vergonzante. Como decíamos, el actual director de Recursos Humanos fue el líder de dicho sindicato durante mucho tiempo. De hecho, muchos en ASPANIAS están convencidos de que ha seguido dirigiéndolo a través de sus contactos hasta hace bien poco, lo que explicaría que este sindicato siempre se haya alineado con las tesis de la empresa.

Pues bien, justo cuando los trabajadores y algunas familias deciden dar el paso de movilizarse, la gerencia y CCOO llegan a un preacuerdo, muy decepcionante según todos los trabajadores con que hemos consultado. Un preacuerdo que es prácticamente la misma propuesta de la empresa que antes CCOO rechazaba. Al ser un sindicato minoritario, no sería nunca un convenio general, sino de eficacia limitada (de uno en uno, todos los profesionales deberían pasar por el despacho del jefe a decir si están de acuerdo o no). Y que contiene muchos y graves retrocesos en derechos laborales y un aumento salarial ínfimo.

Y, ¿cómo explica esto CCOO a los trabajadores y trabajadoras? Pues en pleno. Mejor dicho, en plenos. La empresa obliga a toda la plantilla a acudir a una serie de reuniones en horario de trabajo, en grupos de 30 o 40, trasladándoles incluso en autobús, en los salones de Caja Círculo.

El guión es parecido en todas las reuniones hasta ahora. Los directivos de la empresa critican al sindicato mayoritario, hablan de posibles despidos si no se firma el acuerdo con CCOO… y le pasan la palabra al representante de CCOO (un burócrata de Valladolid). Tras explicar este acuerdo, deja paso a algunas intervenciones… y ¡se vota in situ, sin tiempo para reflexionar, en una reunión obligatoria convocada por la empresa!

Pero la cosa no acaba ahí. No se abre la urna. Como habrá un montón de reuniones (esta semana se calculan 10, y aún faltará cerca de la mitad de la plantilla), los representantes de CCOO dicen que la abrirán al final… y la custodian ellos, claro, sin interventores ni ninguna garantía de que no puedan manipular los votos.

En muchas de estas reuniones los trabajadores y trabajadoras han intervenido muy duramente, criticando frontalmente tanto el acuerdo como la coacción a la que se ven sometidos. Se ha visto muy nerviosos a los directivos de ASPANIAS y representantes de CCOO, pero siguen empeñados en esta maniobra.

Firma del nuevo convenio nacional para el sector a finales de año

Pues el motivo parece claro. A nivel nacional se está negociando el convenio del sector de la discapacidad, y podría firmarse un preacuerdo antes de fin de año con sustanciosas mejoras. Si antes los trabajadores, o parte de ellos, aceptan este patético acuerdo de eficacia limitada vendido por CCOO y la empresa, ya nunca se les aplicarían esas mejoras, ya que la reforma laboral permite ahora que un convenio de empresa pueda empeorar algunas condiciones del sector, como sucede por ejemplo en empresas como Amazon.

En cualquier caso, esta es la información actual, pero como decíamos antes las raíces del conflicto vienen de lejos. Siempre ha habido voces críticas entre la plantilla y las familias, pero hasta ahora la gerencia había podido contener, en mayor o menor medida, la repercusión pública. Sin embargo, el gran crecimiento del grupo empresarial, la persistencia de antiguos problemas no resueltos y el hartazgo acumulado sobrepasa la capacidad de maniobra del gerente de ASPANIAS, sus bien cimentados contactos políticos y su participación en consejos de administración de otras empresas. Pero todo eso no cabe en este post. Veremos si en otro.

Para concluir, decir que, al margen de siglas, la concentración de este jueves es una convocatoria pública a la que se invita a acudir a la sociedad burgalesa en su conjunto. No sólo es una causa justa, como todas las luchas laborales, sino que afecta a quienes sufren mayor discriminación y exclusión: las personas con discapacidad. La discriminación por género, como decíamos, también es importante. Profesionales de apoyo, operarios y operarias con discapacidad y sus familias se están organizando, y les vendría bien todo el apoyo.

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