Por Basilio el Bagauda
“A clase en camiseta en pleno febrero”. Así titulaba un tal J.A.L. en el diario de los Méndez una información sobre el presunto estado calamitoso del edificio que ocupan los alumnos del Juan de Colonia y el Enrique Flórez.
La muchachada del FdEB (Frente de Estudiantes Burgos) ya ha recibido la primera clase magistral de periodismo: los medios de comunicación no sirven a la verdad de los hechos sino a quien les paga y a sus intereses personales. El que aquí escribe tiene la suerte de vivir de otra cosa, tal y como está el listón de los plumillas, y solo está entregado a la causa de no decir toda la verdad, para equilibrar la balanza, pero sí aquella que las gacetillas oficiales no enseñan.
L@s incaut@s e ingenu@s estudiantes tienen ganas de remover el avispero ante la deriva del sistema, y razón no les falta. Por eso están muy activos y hacen lo que todo colectivo revolucionario debe de hacer: buscar motivos para la protesta, ganar simpatías y encarar al adversario.
Esta vez tocaba el escenario de los centros educativos nombrados arriba y por eso este medio, que es tan neutral como el diario – ¡¡risas!!-, publicó la información trasladada por el FdE, no sin antes saber que parte de lo que allí se vertía era vox populi entre el alumnado. En cualquier caso, entiendo que a estas alturas más de un@ se esté escandalizando por aquello de no contrastar la información con la parte aludida, pero puedo asegurar, aunque eso no es una excusa, que el resultado no es muy diferente de lo que nos encontramos todos los días en los papeles.
El FdE ha denunciado el frío y la humedad en las aulas, así como también otra serie de deficiencias que tiene un edificio que por algo fue abandonado por los anteriores inquilinos de la Escuela de Arte. Esa “nota de prensa” fue enviada a todos los medios de la ciudad y el diario decano acudió donde estaba la noticia. Pero hete aquí que el periodista se encontró, a juzgar por el artículo y el titular, con un edificio totalmente diferente al que se describía y no pudo por menos que plasmarlo dejando como mentirosos a los primeros informadores.
Periodismo de manual: primero cuentas que has estado allí, para que quede claro que no es una chufla todo lo que viene después; a continuación, se coge un dato verídico que se amolda al resto del artículo y lo conviertes en algo excepcional; lo siguiente pasa por obtener un testimonio que confirme tu tesis y ponerle nombre para hacerlo veraz; posteriormente hablas de una mayoría de personas que dicen los mismo que el entrevistado, aunque haya sido imposible hacer la encuesta (algo así como la “mayoría silenciosa” de Rajoy); y por último te “cascas” literalmente los datos que te ha pasado quien manda, en este caso de la Delegación Territorial de Burgos, sin contrastarlos y con los que haces ver “que se hace lo que se puede”.
Pero resulta que como me pareció tremendamente escandalosa la diferencia entre ambas versiones, me puse “curiosón” e hice unas cuantas averiguaciones porque al fin y al cabo todos tenemos amig@s y fuentes a las que acudir.
Gracias a esas pesquisas supe que el frío y las humedades de las que se queja parte del alumnado, o no según la prensa, son ciertas. Evidentemente no en todo el edificio pero sí en una parte importante de él: es más, las peores condiciones las sufren ya no los alumnos, aunque también, sino los propios trabajadores del centro que se encuentran desamparados invierno tras invierno a pesar de las quejas realizadas a la Dirección Provincial y a la propia dirección del centro.
Estamos hablando de temperaturas que algún año no han pasado de los 13º a las 2 de la tarde: al periodista no debe de parecerle esto frío, así que desde aquí recomendamos a Méndez Pozo que disminuya notablemente sus gastos en calefacción en el edificio de Promecal, ya que sus chic@s pueden con eso y con más.
Debido al diseño del edificio de altos techos y grandes pasillos las frías corrientes no son algo excepcional como tampoco lo han sido, y aquí no queremos exagerar, el uso en ocasiones excepcionales de mantas y otros complementos “de verano”. Quizás por eso la última persona que pasó por allí para realizar las mediciones de temperatura debido a las quejas emitidas por el sindicato de estudiantes colocó literalmente el termómetro a las 2 de la tarde del viernes pasado detrás de un radiador: supongo que para que le cuadraran las cuentas.
También colaboran en el desastre los grandes ventanales diseñados y mal sellados por donde se pierde buena parte de los dineros gastados en calefacción, aunque la Dirección Provincial se puso más caprichosa con el suelo que no suponía el mayor problema.
Otro tema realmente grave y que el periodista conoce de sobra es el de la inexistencia de un plan de evacuación para emergencias, aunque éste dice que a lo mejor no existe. No hay mayor mentira que una media verdad: el señor Rodríguez Santillana no ha considerado desde 2012 que un edificio que alberga dos centros de formación profesional y que tiene entre sus paredes a cientos de nuestr@s jóvenes y a un gran número de empleados tenga realizado un plan de evacuación.
Lo dicho, una clase magistral de periodismo y toda una lección de vida.