Por Tomás Martínez Peña
Cuando las políticas xenófobas firmadas por la UE con Turquía y todos sus gobiernos dan la espalda al antifascismo y a la responsabilidad de abandonar al albur del capitalismo a una marea humana de refugiad@s que sigue aferrándose a este continente asesino, y dejan a merced del virus del racismo y cebo de la ultraderecha a las y los trabajador@s, a veces son las familias obreras y las gentes más humildes las que se organizan y aprenden a ser antifascistas en sus barrios y centros de trabajo.
Cuando el diputado nazi Giannis Lagos y un grupo de matones a modo de batallón irrumpieron a mediados de enero en la escuela de Primaria Neo Ikonio del barrio de Pérama, en el suroeste de Atenas, en una asamblea de padres y madres a quienes amenazaron y agredieron para impedir que niños refugiados iniciaran sus clases en el centro, muchos desconocían la reacción y solidaridad que se iba a desatar en muchas localidades y escuelas griegas.
Amanecer Dorado trata de intimidar al movimiento de solidaridad con l@s refugiad@s y poner un pie en las asociaciones de padres y madres de las escuelas en donde van a ser escolarizados, tratando de escapar del aislamiento al que los han llevado las abrumadoras pruebas del juicio. Este intento se ha intensificado sobre todo en los últimos meses en la aplicación del memorándum de Tsipras, vertiendo veneno sobre refugiad2s e inmigrantes como responsables del desmantelamiento de la educación y el desempleo.
El ataque de Pérama estaba perfectamente orquestado. Desde semanas antes unos 70 padres y madres, de los que 15 eran militantes neonazis, llevaban manifestándose en la puerta del colegio, algunos miembros de la dirección. Tampoco sorprende la complicidad y dejación por parte de los miembros del cuerpo policial ELAS, que colaboró con los nazis abiertamente: no impidió su entrada y facilitaron su acceso a la escuela. Pero la contundente respuesta de las familias de Pérama no se hizo esperar: 3 días después toda la ciudad de Pérama se levantó en multitudinaria manifestación para exigir el cierre de la sede de Amanecer Dorado.
Esta marcha antifascista del 18 de enero, organizada enteramente por padres, madres y docentes, fue una llamada de alerta de toda la comunidad educativa, que se organizó y se puso en contacto con el ayuntamiento y la región del Pireo. Recorrió las calles con el lema “Ni en Pérama ni en otro lugar, fuera fascistas de las escuelas” con banderas de organizaciones estudiantiles, sindicatos de docentes, el movimiento antifascista KEERFA, organizaciones de inmigrantes, Antarsya y LaE.
Por primera vez todas las fuerzas de izquierda se unieron para aislar a los nazis y gritar que el alumnado refugiado es bienvenido en las escuelas, pero el asunto no se quedó ahí. Tres días después la Asociación de profesor@s de Keratsini acordó invitar a todas las asociaciones educativas de El Pireo a organizar concentraciones de recepción de niñ@s refugiad@s y continuar con campañas para movilizar a padres, madres, estudiantes y sindicatos de la región. Los docentes hablaron de lo sucedido en clase dando lecciones básicas de antifascismo a l@s más pequeñ@s.
En un comunicado conjunto suscrito por las escuelas de la región se dice lo siguiente: “Los primeros habitantes de Pérama eran refugiados. No tenemos ninguna razón para decir no a est@s niñ@s. Vamos a abrazarlos y darles los mismos valores que a nuestr@s hij@s. Para los gobiernos puede ser un problema su acogida pero no para nosotr@s. Vamos a estar en su primer día de escuela para recibirl@s”. En la escuela de Lavrio se cantó la versión de “L’Estaca” en el recibimiento, con una pancarta que decía “L@s trabajador@s grieg@s y l@s inmigrantes tienen el mismo enemigo: los memorándums y el imperialismo”.