Por Ransom Stoddard, abogado

José Luis Concepción. eldiario.es
Corren los días, se suceden los hechos y, la implacable novedad entierra sin compasión el ayer. Sin embargo, merece la pena un pequeño esfuerzo para una despedida hacia una persona que seguramente será pronto olvidada, a pesar de sus ridículos intentos por permanecer en el candelero, y cuya memoria debe ser recordada, precisamente por la reprobable e imprudente actitud que se empeñó en sostener.
Urge, para empezar, presentar a este alto magistrado de las instituciones españolas, con especial referencia en Castilla y León. Y su relevancia, no es otra que haber ejercido como Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL), por tanto, máximo representante del poder judicial, una de las patas de nuestro sistema político, en este territorio.
Dice la página web del TSJCyL, que el que ha sido su Presidente hasta abril de 2025, y durante dos décadas, desde el año 2005, nació en Segovia en 1961, y se doctoró en Derecho por la Universidad de Oviedo y está especializado en Derecho Mercantil. Loa en los siguientes párrafos su carrera profesional, sus méritos y algunas de sus publicaciones. Reconoce también que su mandato ha sido prorrogado en dos ocasiones por el bloqueo que ha venido sufriendo el CGPJ
Se ha despedido, públicamente, la persona que ha ostentado la representación del Poder Judicial en Castilla y León. Y lo ha hecho, según reflejan los medios del terruño, apelando a la independencia del poder judicial, denunciando los ataques que este sufre, por parte de otros poderes del estado y pidiendo respeto a la separación de poderes establecida en el ordenamiento jurídico (así lo cuentan: Europa Press, Intereconomía, Diario de Castilla y León, Burgos Conecta, etc)
Como es conocido, la imagen de la justicia es representada por una diosa griega con los ojos vendados, sosteniendo una balanza. Estos son los símbolos de la imparcialidad, la más preciada de las virtudes judiciales.
Sobre esto clama, en su despedida José Luis Concepción, sobre la independencia, “los ojos ciegos”, de la justicia. Sin embargo, el bochornoso espectáculo en que este señor se ha ido zambullendo, -a lo largo de su carrera, pero especialmente durante los últimos años-, cada vez que agarraba un micrófono, parece indicarnos una pobre imagen sobre la levedad de su memoria. Tanto es así que algunos le han definido como un “charlatán”. ¿El ejercicio del poder “judicial” le ha emborrachado de soberbia, empañando la mesura en la representación de la justicia que su cargo obliga? Desde luego, está claro que el señor Concepción no ha tenido ningún reparo en arrancarse la venda de los ojos, y lo que es peor ha alardeado públicamente de ello.
Si alguien tiene curiosidad puede bucear en las búsquedas de las redes y encontrará innumerables muestras de soberbia y parcialidad en alguien que por su cargo debería haber respetado con más dignidad. No es nuestra intención relatarlas, pero alguien que “juzga públicamente acerca de la elaboración de las leyes sobre las que más tarde ha de dictar sentencia, carece de legitimidad para pedir “respeto”. El respeto a los ciudadanos se ejerce atendiendo y respetando todas las sensibilidades políticas, aunque no sean del agrado de uno, en eso consiste un digno ejercicio de la magistratura para la que ha sido elegido. Más aún cuando opina, como Presidente del TSCyL acerca de cuestiones que no le atañen o que están fuera de su competencia territorial.
José Luis Concepción pertenece, de forma conspicua, a ese grupo de jueces, soberbios, endiosados, poseedores de la VERDAD, incluso por encima de las leyes, que están contribuyendo activamente al deterioro de las instituciones en España, precisamente por no haber comprendido la esencia de las instituciones democráticas que tienen la responsabilidad de presidir.
Siendo esto preocupante, aún lo es más, que el órgano, cuya representación ejercia en Castilla y León, el Consejo General del Poder Judicial no haya sido capaz de emitir sanción alguna, disponiendo de la normativa adecuada para ello, como así aparece en la Ley Orgánica del Poder Judicial, en su artículo 418, establece como falta grave para los miembros de la Carrera “dirigir a los poderes, autoridades o funcionarios públicos o corporaciones oficiales felicitaciones o censuras por sus actos, invocando la condición de juez o sirviéndose de esta condición.
En la dejación de sus funciones, por corporativismo, afinidad, dejadez, cobardía u otras razones, no contribuye a fortalecer el sistema político, y en eso también la propia deriva del CGPJ es altamente responsable. ¿Somos todos iguales frente a la ley? Está claro que José Luis Concepción en razón de su cargo ha tenido un trato de favor.
Por eso, porque se sabe parte del sistema, y su palabra es la ley, este señor fatuo y lenguaraz por naturaleza se permite despedirse responsabilizando a otros de lo que precisamente él peca, en un juego de los espejos burlesco y falaz.
Que deje tanta paz como soberbia lleve.
La primera tarea de su sucesora, Ana del Ser, será rebuscar en la papelera del último rincón del Palacio de Justicia de Burgos, la venda de la justicia, seguramente hecha un gurruño, para restañar las heridas y recuperar la dignidad de una institución fundamental para nuestra sociedad.