Por Céline Martin
Según cuenta Antonio Ruiz Vilaplana[1], la primera víctima en Burgos del golpe militar que originó la Guerra Civil fue un obrero anónimo. Unos Legionarios de Albiñana armados se cruzaron con él delante del edificio de Correos, le insultaron y le emplazaron a gritar “¡Viva España!”. Contestó “¡Viva la República!” y lo pagó con su vida.
En una entrevista concedida al diario El Mundo en noviembre del año pasado[2], Íñigo Errejón afirma que pocos días antes, en Madrid, un hombre que iba con sus hijos por la calle se había parado delante de él exclamando: “¡Viva España!”, a lo cual Errejón habría contestado “Pues claro que viva, pero quién se ha pensado que soy yo”.
No importa que esa anécdota sea real o inventada por el que la relata. Responde exactamente a la posición que Errejón y el partido morado defienden en la actualidad. Desde hace ya meses, el discurso de Podemos incorpora con machacante regularidad la palabra patria y sus derivados. Reivindica ser “una fuerza patriótica[3]”.
Es probable que la crisis catalana haya terminado convenciendo a los menos convencidos dentro de Podemos para tomar ese giro. Sin embargo no es una posición circunstancial, sino que responde a un planteamiento estructural. Los ideólogos del partido (entre los cuales Jorge Vestrynge, cuyo recorrido político es bien conocido) llevan desde los inicios abogando por una recuperación de la patria para el pueblo[4]. Tampoco es una especificidad española: en toda Europa, en mayor o menor medida, existe una corriente de izquierdas que busca defender la idea de nación frente a la globalización y a las instituciones internacionales, en especial las europeas, una tendencia “nacional-popular”, bien descrita por Emmanuel Rodríguez[5].
Podemos se presenta ya abiertamente como una fuerza patriótica: explica que el concepto de patria en ningún caso puede ser monopolio de la derecha, puesto que representa todo lo común, el interés general, lo que une al pueblo. Al mismo tiempo, expulsa metafóricamente de la patria a los corruptos, los evasores fiscales, los de la pulsera, denunciándolos como los auténticos vendepatrias. En definitiva, en boca de Errejón, “la patria es la gente[6]”.
Vale, entonces, ¿por qué no seguir hablando de gente y elegir hablar de patria? Porque, como bien saben los lingüistas, todas las palabras tienen dos tipos de valor: el sentido directo, el que refieren (por ejemplo, “hogar” y “madriguera” pueden significar “refugio”), y todas las asociaciones mentales que conllevan (en este caso, “hogar” evoca calor y bienestar, mientras “madriguera” se asocia con la caza y lo animal, incluso lo bestial).
Usando a todas horas la palabra patria, Podemos se inserta conscientemente en el ideario de la ultraderecha. No sólo pretende reclamar un concepto que ella monopolizó durante todo un siglo. También busca aprovechar en beneficio propio un terreno ya abonado, cosechar en campo ajeno, o, cambiando de imagen, seguir la táctica del cuco. Aquí en España, las asociaciones mentales que conlleva el término patria son el ruido de sables, el florido pensil, los grises, las fosas comunes. Es así, y seguirá siendo así todavía mucho tiempo. Ocupar ahora ese nido, dejar allí los huevos, no es inocente ni inocuo. Es sumamente peligroso. Posiblemente también sea estéril, como tiende a indicar el resultado de las elecciones catalanas.
Podemos afirma que ese resultado se debe a no haber sabido explicar bien una posición compleja; da a entender que fue un accidente, no una consecuencia necesaria de la línea seguida. Pues bien. Sigamos jugando con bombas, usando palabras cargadas afirmando que la carga no existe. Ojalá no llegue el momento en el que el pueblo prefiera el original a la copia.
Referencias
1 Doy fe… Un año de actuación en la España nacionalista, ed. Espuela de Plata, Sevilla, 2012, p. 77-78.
2 http://www.elmundo.es/papel/2017/11/04/59fc67ce46163f0e328b468e.html
3 En clave local, véanse las declaraciones de Pablo Fernández en Burgos el 3 de noviembre 2017: http://www.europapress.es/castilla-y-leon/noticia-fernandez-considera-podemos-unica-fuerza-patriotica-busca- solucion-problema-catalan-20171103134617.html
4 https://blogs.elconfidencial.com/espana/postpolitica/2014-08-06/el-nuevo-patriotismo-de-podemos-la-extrema- derecha-y-la-clave-de-la-politica_170882/
5 http://ctxt.es/es/20180110/Firmas/17246/Formenti-populismo-globalizacion-neoliberalismo-libro.htm
6 https://www.larazon.es/espana/la-patria-es-la-gente-o-el-nacionalismo-segun-podemos-EE11043896
Interesante artículo, me alegra mucho leerte Céline ☺
Una cosita más, después de discutirlo con un amigo. Se puede argumentar que apropiarse de la palabra “patria” apunta precisamente a desactivar esa carga negativa del concepto. Lo que creo, al contrario, es que existe en Podemos, como en otras corrientes europeas afines, una intención deliberada de RECUPERAR la carga agresiva del patriotismo tradicional, desviándola hacia las élites financieras internacionales y la tecnocracia europea (a las que, en clave española, se asimila el gobierno del PP y su apoyo/competencia, Ciudadanos). Esa estrategia creo que es peligrosa e ineficaz. Peligrosa, porque cuando empiezas a fomentar el rechazo hacia lo que es de fuera por ser de fuera, es muy difícil parar. Ineficaz, porque cuando el enemigo no tiene fronteras, la lucha también las debe ignorar. A no ser de distinguir dos niveles, el de los jefes, que se ríen de las fronteras, y el de las tropas, a las que se moviliza con eslóganes en los que los jefes no creen. Claro, eso viene a significar tomar a la gente por estúpida… cosa impropia de Podemos.