“Son los vecinos los que tendrán que tomar cartas en el asunto. Han de ser conscientes de que si quieren que los terrenos del Santa Bárbara se llenen de equipamientos sociales, comunales o públicos, los tienen que ganaren la calle. Si la decisión queda en los despachos, están perdidos, los especuladores tienen más posibilidades para ganar”
Por Rufino Hernández
Me habían hablado de la importancia de los asuntos a tratar en el pleno municipal de este mes de diciembre. Rompí la desgana y el aburrimiento que suponía, me iba a causar asistir. A pesar de todo, me adentré en la Casa Consistorial, subí las enmoquetadas escaleras, y me adentré en el salón de plenos.
La misma colocación de los actores, la misma monotonía, el mimo Cristo. Todo parecía igual, hasta que llegó el punto de los presupuestos: quince millones de euros diferenciaban los números aportados por el órgano de Gestión Tributaria y Tesorería del Ayuntamiento con los aportados por el equipo de gobierno; ni el señor Foronda, quizá por el error manifiesto, no impuso ni el mínimo grado de ilusión en la defensa del proyecto. No hizo lo mismo el señor Fernández Santos que, sacando su chaqueta de oposición, arremetió contra todo el equipo de gobierno, olvidándose que en el punto anterior (consorcio de Villalonquejar), se había puesto su otra chaqueta, la de colaborador, colocando y mullido las alfombras al Alcalde. El PP tuvo que retirar el proyecto de presupuesto.
Esa mañana el señor Fernández Santos mostró su ambivalente postura llevada a cabo durante toda esta legislatura: la de nadar y guardar la ropa. Está siendo el colaborador y el sustento de la minoría en que se encuentra el PP, esconde esta postura en sus bravuconeadas con las que se cubre y se tiñe para mostrarse como “izquierda responsable”.
En este pleno, hasta la señora Bañares se lo ha recordado. En otras ocasiones, y a través de de su verborrea, intenta mostrarse como el exegeta de la verdadera izquierda, intenta, y a veces hasta con desprecio, ocultar las incongruencias de su partido. Esto mismo le pasa al PSOE estatal: firma el 155, y luego, sacando pecho, propone sacar a los presos de la cárcel. Todo ello es fruto de su debilidad, de sus contradicciones internas y falta de tener un programa de gobierno adaptado al siglo XXI.
Pasaban las dos de la tarde y el pleno seguía con su tono lento y aburrido. Quedábamos muy pocos en los espacios dedicados al público. Mi aburrimiento crecía, no me podía marchar, quería saber cómo abordaban y en que quedaba la moción de urgencia sobre el cuartel de artillería Santa Bárbara, tenía que esperar. Llega la hora. Raúl Salinero (de Imagina), presenta la urgencia de la moción. En la bancada del equipo de gobierno y en la mesa del Alcalde se notaba cierto nerviosismo y malestar. La urgencia fue aprobada por todos los grupos de la oposición, junto a la señora Álvarez de Ulate.
Nunca había visto tan enérgico a Salinero. Proponía un cambio del plan urbanístico, de tal manera, que los terrenos del Santa Bárbara pasarían a estar encuadrados en el sector de Gamonal, en vez de estar en el de Río Vena, que es donde se encuentran ahora. De esta manera, en los terrenos del cuartel de artillería no se podrá edificar, ya que los volúmenes edificables están cubiertos.
Si enérgica fue la presentación de Salinero, no menos briosa fue la contestación de Lacalle. Asumió personalmente el rechazo a la proposición en vez de la concejala Bernabé (concejala de urbanismo), se desgañitó en sus varias intervenciones, culpando a toda la oposición de deslealtad, con formas atemorizantes e intentando dividirla.
Toda la oposición se unió al proyecto presentado por Imagina, a pesar del exabrupto emitido por el señor Fernández Santos, fue aprobada por la totalidad de los votos de Imagina, Psoe, Cs, y con la abstención del PP y Fernando Gómez. Cuando terminó la votación se escucharon aplausos en la sala, y satisfacción en las caras de los grupos que habían apoyado esta iniciativa.
En su oposición a la propuesta, el señor Alcalde, en solo dos segundos pasó de un ímpetu extremo a la tranquilidad más pasmosa y, desde ésta, a abstenerse en la votación. Estos hechos y estas formas nos deja la sospecha de que el señor Alcalde nos había ofrecido una sesión de teatro, que estaba defendiendo una causa ilegal, que se sentía pillado por la oposición, y que estaba defendiendo intereses ocultos, no a los burgaleses.
Todo esto nos lleva a dudar de que el señor Alcalde quiera llevar a cabo la moción aprobada. Todo el mundo comprende y sabe la cantidad de intereses que hay en juego, que intentarán imponer todas las trabas que se les ocurran y, si les es posible, hasta revocar lo ganado en el pleno.
Gracias Rufino por estar presente y relatarnos el Pleno, los pequeños detalles nos ilustran las cosas.