Por Asamblea Feminista de Burgos
Desde la Asamblea Feminista hemos llevado a cabo una acción con motivo del Día Internacional Contra la Anorexia. Denunciamos los cánones de belleza que desde el sistema patriarcal se nos impone y que por ello el sistema capitalista saca beneficio. Beneficio sangrante que sale de nuestra salud.
Nos solidarizamos con las trabajadoras de las empresas, que explotan a su personal tanto a nivel económico como en la exigencia de mantener un físico concreto, incluso llegando a rechazar la contratación de personas con cuerpos no normativos.
Hoy 30 de Noviembre reivindicamos como otra jornada para la lucha feminista organizada, el día mundial contra la anorexia y las enfermedades sociales, creadas por este sistema capitalista y patriarcal al que le interesa mantenernos enfermas.
La anorexia, la bulimia y el resto de enfermedades sociales, atentan contra nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestras libertades, así como contra nuestro derecho básico a la autodefensa y la autoprotección, mediante el sometimiento físico.
Este sistema patriarcal, en colaboración con el sistema capitalista, busca someter a las mujeres con mensajes que imponen unos cánones estéticos inalcanzables, tales como la dictadura de la talla 36 o la exigencia de una apariencia de eterna juventud. En una estrategia dirigida a que las mujeres nunca aceptemos nuestros cuerpos o nuestra edad, somos bombardeadas por multitud de técnicas publicitarias y sociales orientadas a obligarnos a tener que consumir, para intentar acercarnos al ideal que esta sociedad impone.
El sistema alimenta de esta manera, la unión entre el ideal de juventud con las posibilidades económicas individuales, en un claro escenario de beneficio para el mercado, la clase dominante y por tanto la perpetuación de la alianza criminal entre el patriarcado y el capitalismo.
Por tanto nos solidarizamos con las personas que sufren de estas enfermedades sociales, y denunciamos que estas enfermedades son creadas en beneficio del capital.
También queremos expresar nuestra solidaridad con las trabajadoras de estas empresas, que explotan a su personal tanto a nivel económico como en la exigencia de mantener un físico concreto, incluso llegando a rechazar la contratación de personas con cuerpos no normativos. Por todo ello, por todas ellas, denunciamos que se comercia con las vidas humanas, con nuestras expectativas, con nuestra autoestima.
Que somos preciosas, digan lo que digan las tallas de las empresas que se enriquecen con nuestro sufrimiento. Por eso, animamos a trabajar unidas, en contra de los cánones estéticos que nos matan, en contra de un sistema que nos quiere débiles, enfrentadas y solas, y por la construcción de un movimiento feminista organizado que nos permita apoyarnos y defendernos.
Viva la lucha feminista Sus tallas son violencia, unidas somos fuertes