Por Eduardo Nabal
CAROLINA URRUTIA ES DIRECTORA DE LA REVISTA DIGITAL SOBRE CINE “LA FUGA”, ÚNICA EN CHILE Y PIONERA EN MUCHOS ASPECTOS. Es Académica e investigadora. Profesora de cursos de cine en la Universidad de Chile y Universidad Católica. Autora del libro: “Un cine centrífugo, ficciones chilenas 2005 – 2010 y de la investigación en línea sobre Cine y política en el cine chileno” www.campocontracampo.cl
“La industria de Hollywood es demasiado fuerte para competir con ella y hay mucho desconocimiento de las pequeñas cinematografías locales y poco interés por parte tanto de las distribuidoras como también del gran público, mal acostumbrado.”
-Tú has sido el gran nombre femenino de una revista de cine con bastante bagaje, seguidores y rigor académico. Junto con Ivan Pinto has impulsado un proyecto que es ya un punto de referencia dentro y fuera de Chile. ¿Cómo ves a las mujeres en la profesión-tradicionalmente varonil- de la crítica de cine? Al menos en España siguen siendo una minoría.
Carolina Urrutia: Efectivamente en el marco de la crítica de cine somos pocas las mujeres escribiendo en la actualidad. La crítica en periódicos y revista, salvo por un par de excepciones, es realizada por hombres. La crítica feminista no suele gustar, tampoco aquí, de momento. Es más fértil el campo de la academia, de la investigación, la universidad y de la docencia. Finalmente ahí es donde y más mujeres presente, investigando, publicando textos en revistas especializadas, libros sobre audiovisual en general, realizando una labor relevante en el campo de la reflexión sobre cine.
-Llega poco cine Argentino, poco cine mexicano y menos aún cine chileno. Las excepciones como “No” de Pablo Larraín (sobre el fin de la dictadura de Pinochet) o la venezolana “Pelo malo” no hacen sino confirmar la regla. ¿Cómo ves el futuro de la industria en tu país y a que director o directora destacarías?
Carolina U: Me parece que ocurre con todos los cines nacionales. La industria de Hollywood es demasiado fuerte para competir con ella y hay mucho desconocimiento de las pequeñas cinematografías locales o de otros lugares y poco interés por parte tanto de las distribuidoras como también del gran público, mal acostumbrada. Lamentablemente aquí, con el propio cine chileno ocurre algo parecido, las películas pasan por cartelera, pero se quedan poco tiempo en salas comerciales porque hay poca cultura de cine local.
Al revés pasa algo similar, llega muy poco cine español (lo de Almodóvar o Alex de la Iglesia, por ejemplo) y europeo en general a salas chilenas. Se hace imposible competir con las superproducciones de Hollywood, por lo mismo, la labor de los festivales de cine, de las muestras paralelas, etc. se hacen cada vez indispensable. Ahí está la oportunidad de ver las películas, analizarlas y de conversar en torno a ellas.
El cine chileno en este momento es muy diverso y hay muchas producciones. En este semestre, por ejemplo, cada semana se estrena por lo menos un filme chileno. Los nombres que destaco son varios: Cristián Jiménez, Alicia Scherson, José Luis Sepúlveda, Fernando Lavanderos, Dominga Sotomayor, Alejandro Fernández, enfocándome específicamente en el cine de ficción.
Muchas veces los colaboradores no nos damos cuenta del esfuerzo que supone mantener una revista digital en estos tiempos. Y máxime mantenerla actualizada. ¿Cómo ves el futuro de “La fuga” en ese sentido?
C.U: La Fuga se ha ido acotando. De ser una revista con actualizaciones mensuales en un principio incluso semanales, pasó a ser un sitio con ediciones semestrales o anuales, pero muy contundentes en cada edición. Con contenidos que contienen muchas entrevistas y ensayos críticos, no tan abocada a lo que ocurre a nivel de cartelera, sino más bien en la tarea de descubrir a directores menos reconocidos, analizar obras y filmes relevantes, hay mucho énfasis en libros sobre cine, intentamos mantenernos actualizados en relación al cine chileno, etc.
Efectivamente, al ser una publicación sin fines de lucro y sin financiamiento constante (salvo un par de años en que ha tenido fondos estatales para mantener el sitio, cambiar el diseño, mejorar las tecnologías de navegación, y pagar a algunos colaboradores), se hace difícil mantenerla, pues tanto Iván como yo no tenemos tanto tiempo para dedicarle como querríamos.
-Muchos directores y directoras españolas se van a trabajar a distintos países de Latinoamérica ante el creciente desinterés de nuestro gobierno por la cultura en general y el cine en particular. ¿Tenéis costumbre de estos obstáculos o ocurre que allí hay una base sólida?
C.U: No es realmente una base tan sólida, debido a que es un proceso difícil el de conseguir financiamiento estatal, pero si hay instancias muy importantes que permiten la producción de cine, de investigación, la distribución de películas, la escritura de guiones. Hay un ministerio preocupado de que eso ocurra (al menos ahora) y un grupo importante de personas trabajando para mejorar las políticas públicas en relación a distintos temas culturales.
Obviamente, los recursos son limitados y hay muchísima gente que queda fuera y no puede acceder a los fondos concursables, pero si hay otros que tienen acceso y logran mantener cierta continuidad en sus prácticas audiovisuales. Ayuda mucho, también, los temas de co-producción y los fondos asociados a festivales de cine extranjeros.
-Otro problema que se ofrece no es ya solo poder enseñar cine en una universidad española sino algo que también se refleja en “La fuga” y otras publicaciones especializadas es la política del autor tomada de la nouvelle vague. ¿Crees que eso debe ser cuestionado?
Carolina U: En Chile hay muchas escuelas de cine. Muchos alumnos universitarios de pregrado, que ingresan a estudiar dirección audiovisual u otras carreras similares. Ahí se desarrolla la reflexión teórica nada desdeñable. Lo que no hay, a diferencia de Francia o de Estados Unidos, son filmes studies (estudios fílmicos). En España dependerá de ciudades grandes o localidades provincianas. A nivel de posgrado, el modo de aproximarse al cine es a través de los estudios de arte, filosofía o estética, pero es un campo en el cual estamos solo relativamente. Hace falta impulsar la enseñanza del cine en las Universidades e incluso antes.
¿Hubo alguna película en particular que te enamoro del séptimo arte o la trayectoria no ha sido tan pasional?
C.U: Muchas, pero en mi caso fue un descubrimiento algo tardío. Todo el proceso de cinefilia fue adquirido ya en la universidad. Recién a las 18 o 20 años, fui descubriendo películas y textos críticos que definieron que este era el camino que quería tomar y en el cual desarrollarme profesionalmente.