Diálogos en la granja “¿Qué piensa usted sobre esta pandemia?”

Por Rufino Hernández

Si los humanos no aprenden de esta pandemia y cambian de conducta, nosotros seguiremos alerta y seguro que responderemos.

El coronavirus está imponiendo sus leyes en todo el mundo. Entré en la redacción y todo estaba vacío, ni un solo compañero, ni el director, ni el jefe de sección, todo estaba desangelado. En mi despacho encontré una nota que decía: tienes que hacer una entrevista al rey de las granjas, se llama Gran Coronado, vive en la granja El Espliego.

Me acerqué a la granja, abrí la puerta, no encontré a ningún humanoide. Comencé a dar vueltas por la instalación, pero no vi a nadie que me pudiera parecer ser el jefe. Después de varias vueltas, en un lateral de una de las naves, encontré un departamento donde había unos cuarenta cerdos de mediana edad, todos sentados en asamblea alrededor de un corpulento verraco gue ejercía de coordinador y ponente. Tenía ojos escrutador es, en ellos se podía adivinar que, con un solo golpe de vista podía controlar todo lo que se movía en la granja.
Enseguida se percató de mi presencia y, raudo acudió a mi encuentro. Con un elegante caminar se acercó hacia mí y, sin dejarme hablar, comenzó a presentarse: usted es el periodista, verdad, yo soy el Gran Coronado. Como usted quiere que hablemos, es mejor y más cómodo que vayamos a mi apartamento.
– Perdone, le interrumpí, quizá haya venido en mal momento, estaba usted reunido-.
-No se preocupe contestó, ya habíamos terminado, sabíamos la hora en que usted iba a venir, nos gusta ser puntuales.
Nos sentamos cómodamente y, de forma directa le pregunté:

¿Qué piensa usted sobre esta pandemia?

Estamos muy cabreados con los humanos, no cambian, no evolucionan, no aprenden nada.
Cada día utilizan productos más agresivos que están envenenando la Tierra, los aires, los mares. Con su sierras no dejan ni un árbol en pie. Nuestras amigas las aves no tienen dónde hacer los nidos, los simios y otras especies no tienen donde resguardarse, alimentarse o cazar. Estos humanos son estúpidos, a nosotros nos matan y ellos se autodestruyen y suicidan.

No entiendo nada, me está hablando en nombre de todas las especies

Efectivamente, hace muchos años que estamos organizados, formamos una gran confederación a escala mundial con todas las especies, a las que los humanos han conseguido encerrarnos en granjas para explotarnos con mayor tiranía, de la que yo soy Coronado General, además tenemos convenios de colaboración con todas las especies que viven en libertad.

¿De qué temas tratan en esa Confederación?

Cómo le decía al principio, estamos muy cabreados. No podemos aguantar más nuestros encierros ni los tratos que recibimos. Estamos obligados a ser cómplices del envenenamiento de la tierra y de los acuíferos con nuestros purines, y de la capa de ozono con los gases que producimos. Nos alimentan con productos químicos, y un sinfín de antibióticos y toda clase de productos medicinales que, al final, terminan en los ríos, contaminan los mares, para pasar de nuevo a nuestra alimentación y la de los propios humanos. Nuestros amigos los peces no aguantan más, están hartos de tanta inmundicia, los plásticos les están matando, y los vertidos de los campos y ciudades les están envenenando. Nuestras amigas las aves se matan al estrellarse contra los tendidos eléctricos, y se envenenan con las cloacas de las ciudades y con los fertilizantes, herbicidas, y plaguicidas que el humanoide esparce en las plantaciones.
Creo que son suficientes razones para poder afirmar que estamos muy cabreados. Lo que no se puede entender es la conducta de estos humanoides. No se dan cuenta, no quieren ver ni reconocer que, con ese modo de vida que llevan, ellos mismos se están auto envenenando y provocando un suicidio universal.

Si le parece hablamos del coronavirus.

Mire, amigo, es imposible hablar de esta pandemia sin conocer todos estos hechos que le he contado. Usted debe saber que en todas las granjas tenemos un contacto directo con el virus, es más, entre nosotros crecen de una manera exponencial. Si estuviéramos en libertad, dónde también crecen a nuestro alrededor, nos los podíamos quitar con el viento, con la tierra, con el agua, y con el servicio que nos prestan ciertas aves, pero aquí, en este encarcelamiento a que estamos sometidos, nos los quitan fumigándonos con productos enfermizos. Por todo ello, nuestros enemigos no son los virus, al contrario, son cómplices, nuestros verdaderos enemigos son los humanos.

¿Que ustedes son cómplices junto con los virus?

Efectivamente, son nuestros amigos y cómplices. Ellos también ejercen su misión en la naturaleza. Llevamos muchas campañas hechas en común contra estos depredadores humanos. Aunque mantenemos una cierta actividad diaria, cada cierto tiempo damos un golpe encima de la mesa. Se recordará de la poliomielitis, de la viruela, del paludismo, del VIH. Todas estas infecciones y muchas más, han sido fruto de trabajos en común. Han sido llamadas de atención a estos humanoides para que cambien de actitud, pero ya ve, no cambian, no aprenden nada, ellos mismos siguen siendo víctimas de sus ambiciones, de sus prestigios, de sus poderíos, de su consumismo.

Con esta actual pandemia ¿no le parece que se han pasado ustedes un poco?

Había que tomar medidas contundentes. Se han pasado de rosca estos humanos. Con tantos fertilizantes y herbicidas, con tantos aviones, con tantos cruceros y petróleos vertidos a los mares, han provocado el cambio climático. Han puesto a muchas especies en peligro de extinción, otras han desaparecido, provocan fuegos y nuestros hermanos se mueren. Ante este panorama no podíamos ser timoratos, nos pusimos en contacto con nuestros amigos los murciélagos y creamos el Covid-19, lo que ha pasado después, usted ya lo sabe, todo está publicado.

¿Con esta pandemia, piensa usted que conseguirán sus objetivos?

Ojalá los humanoides hayan aprendido la lección, tengo mis dudas, se han subido al carro de la locura del tener, del consumismo que les ciega, y se les han obstruido los sentimientos. Fíjese, que ahora, fruto de su soberbia, están encarcelando a muchos de nuestros hermanos libres para presumir de mascotas.
No podemos soportar más agresiones, nosotros tenemos que ser coherentes con nuestras reivindicaciones y con la salud de la naturaleza.
Si el humanoide rectifica su conducta, perfecto, si no lo hace, nosotros estamos obligados a estar alerta y seguro que responderemos. _Muchas gracias, Gran Coronado, creo que ha podido decir todo lo que usted ha querido, seremos fieles a sus comentarios. Me despedí pasándole mi mano por su musculoso cuello y Él me agradeció la visita con un afectuoso gruñido.

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