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Por Rodrigo del Pozo
Analizado la política de Empleo del Ayuntamiento y los presupuestos dedicados a ello podemos constatar que, frente a la justificación habitual de que “poco se puede hacer”, se dedica más dinero del que pueda parecer, pero de manera errónea. Por ejemplo, el 28% del presupuesto del 2016 (56 millones €) se destina al personal propio (sin contar a los que trabajan para el Ayuntamiento vía subcontratas). Destacamos también los 3.5 millones € destinados a industria y al polígono de Villalonquejar.
Sin embargo vemos que para los parados o las personas con dificultades laborales (excluidos, discapacitados) quedan las migajas. Los 124 empleos de 6 meses tan anunciados por el Ayuntamiento son una gota en el océano y además, por la incompetencia de las administraciones y la burocracia, no se han cubierto todas las plazas. El hecho de que dichos empleos se centrasen en los parados cobrando algún tipo de prestación o renta demuestra que no hay voluntad de apoyar a los que más lo necesitan, a los últimos.
Siendo las PYMES las que más empleo generan, ¿por qué se centra el Ayuntamiento en ayudar a las grandes empresas como Campofrío con más de 11 millones en exenciones fiscales? ¿Qué requisitos y criterios en materia de cantidad y calidad del empleo aplica el Ayuntamiento a las grandes empresas a las que beneficia? ¿a quién beneficia realmente que las ciudades compitan a la baja por atraerles?
Por otro lado vemos que la política de contratación del Ayuntamiento debería potenciar el reparto y las condiciones dignas de trabajo en sus adjudicaciones y no consentir la vergonzosa (e ilegal) cantidad de horas extras que se han hecho, por ejemplo, en la remodelación de la Plaza de Toros, superándose las 80 h semanales.
Respecto a los programas de Formación y Empleo constatamos que los proyectos adjudicados en 2016 privilegian los presentados por el propio Ayuntamiento (con un 88%) frente a los de instituciones especializadas como F. Lesmes y Aspanias, que sólo recibieron un 53% de los fondos necesarios.
Creemos que programas como el “emprende” plantea soluciones individualistas al problema del paro y muchas veces empujan a los jóvenes a negocios ruinosos.
El Ayuntamiento debería apostar de manera decidida por las iniciativas de trabajo asociado y economía solidaria.
En este sentido el Ayuntamiento puede realizar inversiones para proporcionar a estas iniciativas los espacios e infraestructura que necesitan, apoyarlas económicamente y mediante la política de compra pública y contratación.
Las pequeñas conquistas logradas por entidades como la Asamblea de Parados nos demuestran que podemos y debemos hacer mucho más para que el Ayuntamiento responda a su obligación de potenciar trabajo digno para todos.
