Desde Burgos Dijital publicamos la carta abierta que nos ha remitido Belisario Sánchez Mateos con motivo del nombramiento de Fidel Herráez como “Hijo Adoptivo” de Burgos
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CARTA ABIERTA A FIDEL HERRÁEZ VEGAS
Tengo que hacer un gran esfuerzo al volver a dirigirme a ti luego de haber descubierto quien eres realmente. Lo que más duele a un hombre es la traición de un amigo y, más aún, cuando es a causa del dinero.
Tú no solo me has traicionado a mí y a mi madre sino a mucha más gente que creía en vosotros…, en ti y en tu maestro y valedor el cardenal Rouco Varela. Como ya te he expresado mi opinión moral, durante vuestro mandato en Madrid habéis dejado un reguero de frustración y sufrimiento en verdaderos creyentes que vivían para la Iglesia y no de la Iglesia, como vosotros.
Yo te he puesto varias querellas. Una de ellas, por apropiación indebida, un eufemismo de lo que vosotros nos inculcabais como robo. Es decir, apropiarse de lo que pertenece a otro. La última, por calumnia y difamación.
Has intentado defecar en una vida, la mía, intachable a lo largo de mis muchos años, ya camino de los ochenta. En el juicio de conciliación previo a la querella criminal que se celebró en Burgos – junto a tu domicilio – no te presentaste, a pesar de que el tribunal te citó en tiempo y forma. Te faltó lo que tenemos los hombres a la hora de ponerte frente a mí.
Me tienes miedo, te aterroriza que te desenmascare públicamente. Preferiste esconderte en la madriguera de tu palacio arzobispal.
Posteriormente, en la querella criminal que así propiciaste, tú pudiste elegir como defensor a un catedrático en leyes de la Universidad Complutense de Madrid. Yo, por el contrario, tuve que recurrir a un abogado de oficio con el que, ni pude comunicarme nunca por teléfono, ni tampoco contestaba a mis correos electrónicos. Y que, inexplicablemente, fue retrasando cinco meses la presentación de la querella en los tribunales hasta que fue desestimada: desestimada no porque el tribunal te considerara inocente sino porque había prescrito.
Tras lo cual, sorprendentemente y por primera vez, pude hablar con mi abogado, que me advirtió que no intentara denunciarle a la Comisión Deontológica porque se acababa de borrar del Colegio de Abogados, se había convertido en autónomo, y era inmune a cualquier sanción.
Seguramente estarás esbozando una sonrisa maquiavélica. Los tentáculos de la Santa Iglesia son inescrutables ¿verdad?. Esa iglesia en la que tú no crees pero que te proporciona pingües beneficios. Pero tú y yo sabemos que cuando te revistes de pontifical, con tu mitra y tu báculo, llevas un tatuaje invisible con la leyenda…”Ojo, mancha”.
Somos casi de la misma quinta. A estas alturas lo que más debe importarnos es la tranquilidad de conciencia. En cierta forma siento pena por ti. Me contabas que cuando circulabas por las calles de Madrid la gente hacía ademanes de pegarte un tiro; que públicamente te definían como “puñal asesino de Rouco Varela”. Que te habían robado un copón con hostias consagradas y te pedían un rescate por devolverlo.
A pesar de saber quien era y donde vivía tú no hiciste nada por recuperarlo porque, creí oírte decir, que Dios no estaba allí. Ante mi estupefacción por tu acto fallido corregiste sobre la marcha: «de que las hostias al cabo de poco tiempo se deterioran, la materia se deshace…y claro…en fin».
El representante del Papa se escandalizó porque en el intervalo a la “muy hipotética destrucción de la materia” podrían cometerse sacrilegios. Pero la vida da muchas vueltas, criatura. Pude conocer personalmente al protagonista de la sustracción.
Una persona dignísima y relevante de la sociedad española. Una persona a la que tú y tu mentor el cardenal Rouco Varela dejaste en la calle junto a su familia – y las familias de otras también dignísimas y honestas personas – mientras vosotros os llenabais los bolsillos de dinero.
La sustracción del copón no fue con intenciones crematísticas, como tú afirmas, sino para que sintieras parte del dolor que habías generado en los demás. Fue un ingenuo al creer que eras creyente. Y se llevó un chasco.
Ahora las sagradas formas obran en mi poder. Las he obtenido a cambio de nada. Están a salvo y en perfecto estado. No se han deshecho en cuatro días, como afirmabas. Han pasado diecisiete años y están intactas. Cualquier laboratorio podrá demostrar su autenticidad.
Si quieres que te dé las hostias no tienes más que decirme donde y cuando. Lo estoy deseando. Mientras tanto, sigo custodiando las sagradas formas. Dios está conmigo.
Belisario Sánchez Mateos
Don Belisario Sánchez Mateos (Madrid, 1941) es escritor y pintor. Ha retratado a diversas personalidades de la Iglesia y el Vaticano a petición de ellas mismas. Pintó retratos a los Papas San Pablo VI, Benedicto XVI, el Cardenal Tarancón, El Patriarca de Constantinopla Atenágoras I, y multitud de personalidades de la cultura y política internacional, como el Doctor Christian Barnard.
También fue reconocida por el Arzobispado de Madrid-Alcalá su contribución en el desarrollo Ecuménico del Concilio Vaticano II. Adjuntamos fotos de estos datos proporcionadas por D. Belisario y puedes ampliar aquí la información sobre el juicio que tuvo Fidel Herráez en 2018 contra el demandante Belisario Sánchez.