Manifestación en Burgos exigiendo Referendum Foto de archivo 2014
Por Rufino Hernández
Los escondidos cien millones del rey emérito no llegarán a combatir la
pandemia, lo convertirán en simple noticia y servirá para potenciar la monarquía.
No fue la noticia lo que me impactó, pues la conocía, lo que me detuvo y puso en guardia, fue el comprobar que era la televisión pública, Canal 24 Horas, la que comentaba ampliamente sobre las grandes caceroladas que, a lo largo de todo el Estado, pedían al rey emérito la entrega, a la Seguridad Social, de los cien millones de euros que ha recibido de su amigo, el jeque árabe.
Comencé a rememorar la historia de los borbones, de cómo Juan Carlos fue coronado, de los años de transición, del 23F, etc …
No le gustaban los libros ni se le pegaban las letras, pero quería ser rey.
El franquismo encontró en él una buena salida a la dictadura, ya que el dictador tenía claro que con este candidato “todo queda atado y bien atado”,pues este aspirante a rey no mostraba ninguna capacidad para desatar lo atado. Le pasaron por las tres academias militares, y así le permitieron tener algún título y uniformes en los que colgar las medallas, después a esperar a que le llegara su momento deseado.
Aunque juró repetidas veces los Principios Fundamentales del Movimiento ante el dictador y la Biblia, el equipo de oportunistas que le asesoraba le mantuvo en una vaga indefinición ideológica, pero con un cierto barniz progresista.
En la Constitución del 78 incluyeron un artículo a su medida, al definir a España como “una monarquía parlamentaria”, o sea, que le permite reinar pero no gobernar, es para lo que este borbón mediocre, sin ninguna clase de carisma ni capacidad de liderazgo, está altamente preparado.
El 23 F, con sus oscurantismos, dudas y silencios sobre su origen y ejecución, sirvió para elevarle a la categoría de héroe Nacional y Salvador de la Patria.
Pasado este trance, le organizaron los medios suficientes para que, sin ningún esfuerzo, se pudiera enriquecer. Así entró en su época dorada, años que le han permitido vivir como un auténtico Borbón. Por aclamación nacional consiguió el título de “campechano”, mientras surcaba los mares a bordo de su Bribón, recorría las diferentes geografías yendo de prostíbulo en prostíbulo, alternándolos con su amante de turno entre las que destacan Marta Gaya, Bárbara Rey y Corina, que tantos millones han costado a las arcas públicas.
Toda esta historia, que es vox pópuli, ha saltado a los medios de comunicación debido a los cien millones de euros encontrados en los paraísos fiscales. Como decía al principio de este artículo, no es la propia noticia lo que me ha llamado la atención, si no la forma y por quién ha sido publicitada.
Parece evidente que la derecha y la propia Casa Real han dado a Juan Carlos como personaje amortizado. Con este nuevo escenario están intentando potenciar la monarquía, intentando que a Felipe VI no le salpiquen las corrupciones, ni la vida lujuriosa de su padre y así, poderle mostrar como un monarca autónomo, con autoridad, sin que nadie le haga sombra. Una nueva jugada para que, pareciendo que cambia todo no cambie nada.
Todo este montaje táctico y propagandístico no servirá de nada en lo económico ,ni en lo asistencial para los ciudadanos. Únicamente servirá para los que viven a la rueda del poder, y siguen , buscando las maneras de continuar viviendo al álbur de la misma rueda, aunque tengan que cambiar las llantas.
Con los costes de esta pandemia que estamos viviendo, las arcas del Estado quedarán vacías. El empresariado seguirá presionando para recuperar el dinero perdido, e intentará conseguir marcar y condicionar la agenda del Gobierno. Aumentará el paro y la desprotección social, pero los cien millones de euros del rey emérito destronado, no acudirán en ayuda.
Ni el rey Felipe, ni sus hijas, ni su esposa se rebajarán los cuantiosos sueldos que cobran por no gobernar. Seguirá siendo el soporte de esa clase empresarial, financiera y política. Seguirá siendo la distracción de las mentes que siempre adoran al poder, y de los consumidores de la revista de papel cuché.
Esperemos que las reflexiones que se hagan durante estos días de enclaustramiento, cuando se puedan poner en común y llevarlas a la calle, puedan romper estás lógicas , estas prácticas del capitalismo.
Ojalá el movimiento asociativo, las organizaciones de la izquierda y el pueblo en general, aprendan las lecciones que nos brinda la actual situación del confinamiento , para salir de ésta, como de cualquier otra clase de pandemia, solamente es posible conseguirlo si se afronta en común, de una forma solidaria. Esto es así ante cualquier clase de virus, aunque sean “coronados”.