El gobierno de Alexis Tsipras cede a las extorsiones de la Unión Europea y pone medio país en venta a precios irrisorios. El Parlamento griego aprueba con 152 votos a favor y 141 en contra, una ley que ampara la privatización de la compañía de aguas de Atenas y Tesalónica, de la corporación pública de electricidad, de la industria de vehículos helena y del Metro de Atenas. Ya en agosto fue notorio el caso de los ferrocarriles griegos vendidos por tan solo 45 millones, una transacción ridícula teniendo en cuenta que el gobierno de la derecha valoraba esa privatización en 300 millones. Por si fuera poco la oferta para hacerse con el ferrocarril heleno fue una única, la de la italiana Ferrovie Dello Stato.
El Gobierno griego alcanzó un acuerdo con los socios del Eurogrupo para este segundo tramo del rescate, valorado en 2.800 millones de euros. ( en el rescate ya se estipulaba la venta de estos activos, cuyo volumen se cifra en 50.000 millones de euros) Ese es el dinero que ‘dará’ la Troika – el BCE, el MEDE y el FMI – . La privatización de los ferrocarriles ha sido una obligación del gobierno griego en el marco del memorándum con sus acreedores, pero también parte de un acuerdo de Atenas con la Comisión Europea la cual había dejado claro a Atenas que los ferrocarriles deberían pasar a manos privadas antes de finales de 2016. La ley ha sido aprobada con el socio del gobierno ANEL, el partido de los que se llamaban “griegos independientes” (no sabemos si después de esto cambiarán el nombre) y que también antes de llegar al poder acusaron a Bruselas de utilizar la deuda pública como un medio de control.
Por otro lado la polémica privatización del agua de Atenas y Tesalónica, uno de los principales deseos de los acreedores desde el primer rescate se ha hecho por fin realidad con un gobierno de izquierdas que además ha asegurado que estas medidas son un remedio para volver a crecer (en su día Syriza comparó a sus competidores del Pasok y Nueva Democracia con la dictadura de Pinochet cuando intentaron realizar esa misma privatización estando en el poder).
Tsipras había prometido y repetido que no privatizaría los principales sectores públicos del país, sin embargo, el haber aprobado este paquete de medidas constata que los acreedores le han ‘convencido’ asegurándole que la colocación de los activos del Estado griego en un mismo fondo permitiría la privatización y el pago de la deuda de manera rápida.
Los próximos pasos son la venta de los aeropuertos regionales, el aeropuerto de Hellinikon o el sistema de distribución de gas DESFA.