Nuevo gobierno, distintas formas, los mismos retos

Soportales del Ayuntamiento de Burgos

Por Rufino Hernández

Tanto a nivel estatal, como a nivel de Burgos, la única respuesta útil para las clases populares, ha de estar unida a las calles, a los despachos que abran sus puertas y los despachos que se puedan conseguir abrir.

Ni un minuto de respiro. Siempre habían hablado de los cien días de cortesía, pero no, ni cien días ni un solo segundo. Estaban esperando el primer instante, y con las uñas afiladas para lanzarse contra este nuevo gobierno al que acusan de haberles robado el cortijo.

Los que durante años han provocado esto que conocemos como la “España Vaciada”, vienen ahora sin dar ni un respiro, exigiendo al nuevo gobierno la solución inmediata a los problemas que estos exigentes habían creado. Hoy se disfrazan con la careta de oposición y se olvidan de sus políticas agrarias basadas en los terratenientes y en dar todas las facilidades a las grandes cadenas multinacionales de la distribución.

   El PSOE, en sus más de veinte años de gobierno, tampoco hizo nada para dar una solución al pequeño campesinado, ni a los obreros del campo. Tampoco hizo nada por el pequeño comercio, por una reconversión para que este sector se adaptara a las exigencias y necesidades que la nueva sociedad demandaba.

   Ante este polvorín durmiente, las derechas lo han tenido muy fácil para conseguir llenar carreteras, pueblos y ciudades de tractores: han utilizado las organizaciones afines para tapar sus vergüenzas, sus deberes incumplidos y a sus gobiernos que no han gobernado, pero los hombres y mujeres del campo han demostrado ser más inteligentes que las derechas que les han querido manipular, todos hemos podido ver como sus líderes eran expulsados de las manifestaciones.

   Se está estrenando el nuevo gobierno. Es verdad que una mayoría de este nuevo ejecutivo es heredero de las políticas anteriores, y que han tenido grandes dudas a la hora de decidir con quién pactar, la realidad es, que al final, tenemos un gobierno de coalición progresista, y que con su programa está molestando mucho a las derechas y extremas derechas, de ahí, sus uñas afiladas.

   Se ha abierto una legislatura importante para la izquierda social, si es que esta es capaz de de hacer un análisis certero de la nueva situación política. Hoy día estamos ante un juego del tira-soga: a un lado de la soga están las derechas, al otro lado las izquierdas y el gobierno en el centro. El que gane la partida dependerá no solamente del que más fuerza tenga, si no del que mejor se organice, sepa imponer su técnica, sus saberes y, sobre todo, su coherencia. Desde el propio gobierno se está pidiendo a la izquierda social presencia en las calles, como medio de frenar las presiones que están ejerciendo las derechas, lo que no está claro, es que haya muchos oídos con capacidad de oír.

   Aquí, en el Ayuntamiento de Burgos, las cosas tienen sus propias peculiaridades. El señor de la Rosa, alcalde por carambola, es víctima de su actitud política durante la legislatura anterior, al haber sido el apoyo de la derecha y el verdugo de la izquierda. Hoy no tiene capacidad de llevar a cabo las políticas progresistas que Burgos necesita, el margen a que está sometido, sólo le permite esforzarse para permanecer en la alcaldía, situación que le obliga a llevar a cabo una política que no moleste a las derechas.

   Los pactos que ha llegado este PSOE con el Cs, le ofrece a de la Rosa un leve respiro, pero al mismo tiempo le ha sumergido en un mar de contradicciones: le han permitido aprobar la ordenanza de movilidad, aunque con lagunas en el tema de las bicicletas y sacará adelante los presupuestos, pero ha tenido que asumir sus imposiciones: introducir en los presupuestos el plan Río, aparentemente ilegal y que previsiblemente impedirá la Confederación del Duero y el túnel, que desde la Camposa, podría atravesar el monte del Castillo.

A todo esto, hay que añadir las arenas movedizas en las que está navegando con el tema de las barracas y el recinto ferial.

En estas peleas políticas, el partido PODEMOS es una isla, no tiene juego para nada, aún con lo mucho que se esfuerza la concejala Margarita Arroyo, pasa desapercibida. Si a esto añadimos la soledad en que se encuentra, fruto de que PODEMOS Burgos se ha convertido en un refugio durmiente del errejonismo, la cosa se complica.

Observando desde lo que se conoce como izquierda social, la manera de enfrentarse a esta nueva realidad política, tanto a nivel nacional como desde Burgos, parece que debe ser la misma, aunque con matices: mientras que a nivel nacional nos encontramos con una coalición progresista, en Burgos nos encontramos con un PSOE hipotecado, fruto de ello, y a escala nacional, la estrategia es frenar a las derechas y atraer al gobierno a posturas de izquierdas.

En el caso de Burgos es más complicado, ya que no existe izquierda en la Casa Consistorial, y por tanto, hay que organizarla desde el movimiento asociativo y desde la calle. Desde la calle en ambos espacios, desde la calle como siempre. Siempre desde la calle, desde los despachos que nos abran y desde los que podamos abrir.

Un comentario

  1. Buen artículo, delatar el qué el pueblo piensa, y con juicio lo hace ,es motivo para qué los gobiernos los banqueros la Casa Real los que mandan en definitiva,empiecen a darse cuenta que estamos delatando a un sistema caduco que ya no tiene cabida en ninguna mente, por buena intencion que ésta quiera poner en ello . Gracias al autor

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