Por Burgos Dijital
Cada año sucede lo mismo: con la llegada del calor -y de los pirómanos y/o de los especuladores-, llegan los incendios que asolan los montes y bosques de la Península. Este año, han atacado con especial virulencia Portugal, Galicia y la isla de La Palma, pero aunque no tan graves, se han producido incendios en otros numerosos puntos de la geografía española y portuguesa.
Y cuando se produce un incendio, ¿quién se encarga de apagarlo? Pues depende. Si se fían de los telediarios y de la prensa “seria y habitual”, la UME (Unidad Militar de Emergencias). Son las personas que visten trajes ignífugos de color naranja. Pero si se fijan con detalle en las imágenes de incendios forestales, en casi todas ellas aparecen otras personas vestidas de amarillo, y esas no son de la UME. Pertenecen a las diferentes BRIF (Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales), y a ellos no se les menciona casi nunca. Del mismo modo que no se suele nombrar a otros trabajadores y trabajadoras que se dedican a facilitar las comunicaciones durante los incendios desde las emisoras, conductores, unidades helitransportadas, vigilantes fijos y móviles, retenes, coordinadores, unidades meteorológicas y voluntarios/as.
En el BOE 5932 se reconoce la figura del cuerpo de bomberos forestales profesional, una figura que en la práctica nunca se ha llegado a implantar. En su lugar, las BRIF (Brigadas de Refuerzo contra los Incendios Forestales) cumplen este papel, pero en unas condiciones de precarización laboral alarmantes: sueldos muy precarios, contrataciones temporales, categoría laboral muy por debajo de los riesgos que asumen las y los trabajadores, y un largo etcétera. De hecho, expertos en la materia describen a los bomberos forestales como profesionales altamente cualificados y con una gran preparación teorico-práctica, física y psicológica. Están específicamente seleccionados y formados para el combate de los incendios forestales, dominando materias como los primeros auxilios, cartografía, orientación, maniobras técnicas con material de montaña, comunicaciones, manejo de herramientas manuales y mecánicas tales como motosierras y motodesbrozadoras, conceptos de hidráulica para el manejo de bombas, instalaciones de mangueras, etcétera. Pues bien, en España estos bomberos forestales (porque lo son, aunque en su contrato no lo ponga), no tienen categoría laboral como tales y muchos de ellos ni siquiera tienen trabajo estable a lo largo de todo el año. Porque no nos engañemos: los incendios se producen en unos meses determinados, pero las labores de prevención de incendios forestales y la limpieza de los montes debe llevarse a cabo todo el año, aparte de la preparación física que deben mantener de manera continuada para evitar riesgos durante las labores de extinción.
Reclaman, desde hace años, al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente el desarrollo y la total implantación de un cuerpo de bomberos forestales profesionales real mediante el reconocimiento de esta categoría a las BRIF.
Desde 2012 el presupuesto destinado a la protección de los montes se ha visto reducido a la mitad, y las consecuencias han corrido tan rápidas como el fuego. Desde esta fecha se han producido más de 35.000 incendios, superando las 215.000 hectáreas de patrimonio natural consumidas por las llamas. Un desastre medioambiental de incalculables consecuencias. Más de 120 personas han fallecido durante la extinción de incendios en los últimos 25 años. El más reciente de ellos en el incendio que ha asolado la isla de La Palma este verano.
Trabajadoras y trabajadores de numerosos cuerpos dedicados a la extinción de incendios forestales se siguen preguntando para cuándo el Ministerio piensa otorgarles la dignidad laboral que merecen y reconocer su trabajo.
Para leer más:
Burgos Dijital: Bomberos forestales en lucha
Burgos Dijital: Concentración de bomberos forestales CyL