Eurovisión: música y guerra

Por Marcos Mesa.

  • La Escuela de Frankfurt en 1955 se movió en la tesis de que los medios de comunicación podrían ser utilizados para inducir “estados mentales regresivos, atomización de los individuos y creación de pasividad mediante el fomento de la alienación como en el adolescente “rebelde sin causa “o el delincuente juvenil punk
  • Uno de los principales patrocinadores del festival de Eurovisión es la Firma Cosmética israelí MoroccanOil.

La música y la guerra, desde épocas antiguas, han tenido una relación amorosa que perdura hasta nuestros días al igual que puede decirse, en general, del Arte, la Ciencia y el Deporte.

Los sones marciales han insuflado ardor al soldado desde tiempos inmemoriales y también intimidación del enemigo, así como los toques de trompeta han sido útiles en el plano operativo de combate.

En la Guerra de Vietnam, los helicópteros americanos desempeñaron un gran papel para realizar PsyOps (Operaciones Psicológicas) con música rock para envalentonar a sus soldados y también para atemorizar al enemigo utilizando música tradicional vietnamita de funerales. El papel del eminente sociólogo y musicólogo Theodor Adorno y su estrecha relación con el Instituto Tavistock (continuador de los estudios del Instituto de Investigación Social de Frankfurt) en Operaciones Psicológicas (acompañadas de la distribución de LSD por parte de la CÍA) para la experimentación militar constituyen otro gran ejemplo. ” John Coleman, ex agente del MI6: “El hecho de que” The Beatles “tenían su música y letras escritas para ellos por Theo Adorno se ocultó a la vista del público”

Si hay algo que conecta al Festival de Eurovisión con las cualidades de la música militar que se pueden encontrar en los desfiles, marchas e himnos para imbuir solemnidad, es la búsqueda de esa cualidad de generar sentimientos de identidad colectiva y, en última instancia, de patriotismo. En este caso sería un extraño “patriotismo” supranacional europeo.

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El papel de la música no ha sido menor fuera de la primera línea del frente como método de tortura (utilizada a gran volumen) sobre los prisioneros, como así ha constatado Amnistía Internacional en la Guerra Contra el Terrorismo que llevaron a cabo la OTAN, EEUU e Inglaterra. Es cierto también que han llegado testimonios de que a los soldados de estos mismos países se les ha puesto música a través de los auriculares integrados en sus cascos para insuflar valor y motivar la acción bélica durante la batalla.

Así como la música prepara a los soldados para matar y ser matados, también los ayuda a dormir y dar ánimos de noche. Pero no acaba aquí el papel de la música como complemento de la acción bélica.

Aunque algunos ya no se pueden encontrar públicamente, el 16 de enero de 2015 la organización militar OTAN desclasificó y subió a internet más de 23.000 documentos, en su día secretos, entre los que se encuentran «La cuestión del Festival del Atlántico Norte», que sería el embrión del Festival de Eurovisión.

En dicho documento se puede leer cómo el servicio de información de la OTAN contactó con la cadena británica BBC para ver si era posible usar la red de Eurovisión para dar difusión al festival. El resto ya es historia; organizándose la primera edición en Lugano (Suiza) el 24 de mayo de 1956, el Festival contó con la participación de Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Suiza, siendo casualmente este país «neutral» el ganador del primer certamen. Reino Unido se uniría en 1957. España, en 1961.

Los documentos de la OTAN también hablan de las “bondades publicitarias” de EUROVISIÓN e incluso añaden el término “inclusión de propaganda” que, como no podía ser de otra manera, fue un factor importante dentro de un festival político como realmente es pese a la negación de la evidencia.

Y es que no podemos decir que Eurovisión no es un instrumento para la cohesión de la Unión Europea, pero uno tiende ya a pensar que no ha sido esa su única función. Eurovisión es una Operación Cultural, para algo más. Tendemos a olvidar planteamientos muy discretos de la Unión Europea como “rama civil” de la OTAN, instrumento y entidad supranacional globalizadora para el vasallaje europeo a EEUU/Wall Street y la City de Londres.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y es que la inclusión de países fuera de la esfera europea como Israel, Ucrania o Azerbaiyán en el festival “europeo” sólo se explica conceptualmente con la idea de que realmente el proceso globalizador de la UE/OTAN ha sido también un embrión de una Globalización que el Poder Financiero deseaba más grande. Al principio Eurovisión era como un yate de lujo de los países occidentales ricos… “¡sube al barco y únete a la fiesta, hombre!” Todos eran bienvenidos, sí… hasta 2017.

No hace falta ser muy avispado para observar que el veto del Festival a Rusia en 2017, país que había sido ganador en 2009, la expulsión de Bielorrusia en 2021 por discrepancias políticas o la “victoria” de Ucrania en el festival de 2022 es paralela a la deriva otanista que ha habido en el Mundo Occidental junto a otras instituciones anglo-mundialistas como el G8, que expulsó a Rusia del club en 2014.

Pero realmente la pregunta que todo el mundo se hace es… si se veta a países con la excusa del belicismo… ¿Por qué no se veta a Israel? ¿Por qué no se veta a Azerbaiyán, país que según la investigadora Sibel Edmonds ocultó en su territorio a un líder de AlQaeda y su ministro de exteriores Elmar Mamadyarov, o facilitó «vuelos con valija diplomática» para el transporte de armamento del yihadismo?

También nos podríamos preguntar en un esfuerzo de neutralidad y, para paliar tal muestra de parcialidad, ¿por qué no se admite a Palestina en igualdad de condiciones? Según las normas de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) Palestina no tiene derecho a participar por no pertenecer al club UER. Sin embargo, nos encontramos que la UER es una asociación de radiodifusoras públicas y privadas de Europa, Oriente Medio y Norte de África. En 2007 Palestina solicitó su participación y fue rechazada. ¿Por qué Turquía (antes de marcharse), ganadora de Eurovisión en 2003, nunca ha ayudado a Palestina para facilitar su acceso a una candidatura al festival?

Además de las razones geopolíticas y sus palpables evidencias en el tablero, tenemos que hacer siempre hincapié en la financiación económica “follow the money” para averiguar qué está pasando realmente.

Nos encontramos con la firma Moroccanoil que, a pesar de este nombre, NO es una empresa marroquí sino una empresa de cosméticos de origen israelí que patrocina desde 2020 el festival de Eurovisión cuya relación con Marruecos se debe a la explotación de aceite del árbol de Argán, muy común en el país norteafricano. No es la única relación empresarial-estratégica de Israel y Marruecos; hemos podido observar en los últimos meses la cooperación militar de ambos países en la construcción de una Base Militar israelí a 40 km de Ceuta, fábricas de construcción de drones militares, la facilitación del Software israelí Pegassus del que Marruecos ha hecho uso para el espionaje político a políticos españoles y las prospecciones de minerales e hidrocarburos por parte de Israel frente a las Islas Canarias en aguas del Sáhara Occidental bajo cobertura del Reino Alauita.

A pesar de desconocerse la cifra que Moroccanoil destina a patrocinar Eurovisión, su protagonismo en las alfombras rojas, en los vídeos de las actuaciones o en las redes sociales del concurso televisivo evidencian que se trata de un presupuesto elevado. Esta circunstancia nos hace pensar que, mientras que el festival ha vetado a países como Rusia por su belicismo contra Ucrania, al estado de Israel le trata con más permisividad pese a sus crímenes contra población civil en Gaza.

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