Viernes 17 de mayo, a las 20.00 horas, en la Plaza del Cid
El 17 de mayo, día contra la LGTBIfobia, salimos a la calle otra vez. Demostramos que seguimos luchando, organizándonos. Aunque hace ya 29 años que se eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, hay agrupaciones políticas que proponen quitarnos derechos.
Estamos aquí porque el voto no es la única solución al avance de la extrema derecha, hay que salir aquí, a las calles, organizarse, recuperando el espíritu de Stonewall. Sus discursos no nos van a parar.
Nos encontramos en un contexto histórico en el que a les trans nos obligan a no sólo ser diagnosticades, sino a modificar nuestros cuerpos conforme con los estándares cisnormativos, para, así, poder obtener una identidad civil acorde con nuestra identidad personal.
El performar o expresar libremente nuestras identidades de género sigue catalogado como un trastorno psiquiátrico. Un contexto, en el que el estigma social aún lleva a les menores al suicidio, que nos deja fuera del mercado laboral y nos arroja a una existencia en los bordes de esta sociedad.
Las bolleras o lesbianas seguimos en un contexto de discriminación estructural marcada por el patriarcado y el capitalismo que conjuntamente nos entiende de su consumo. Nos visibiliza para el consumo pornográfico del hombre heterosexual.
Las Bisexuales existimos, no estamos en una etapa. Los gays seguimos viviendo agresiones físicas y psicológicas continuadas, “dejad de utilizar nuestra lucha para defender la gestación subrogada”. La asexualidad no es una enfermedad, si no quiero follar, no me violes. Las intersexuales seguimos sufriendo mutilaciones y hormonación innecesaria y obligatoria, sin preguntar ni siquiera a nuestros padres.
Nos somos un objeto de consumo, no queremos entrar en vuestros estándares binarios de género. No vamos a subyugarnos a este sistema binario de género que nos mutila y somete nuestras vidas a una cisheteronorma insostenible para la vida.
Aún en 78 países del mundo, en los que nuestra existencia es ilegal y está penada con cárcel, y en 7 de ellos con la muerte, lo que nos limita la movilidad internacional y a su vez no se garantiza el bienestar de nuestras compañeras inmigrantes, a quien el Estado todavía deja más desamparadas. Contra esto solo nos queda: unirnos y alzar nuestras voces.
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p style=”text-align: justify;”>Hemos sobrevivido y queremos gritar por nuestras vidas y las de aquelles que no pueden gritar que basta ya de esta hegemonía, basta de eufemismos y paternalismos, basta de la violencia explícita, implícita e institucional. Aquí estamos, diversas y combativas, con ganas de derribar vuestras leyes y discursos LGTBIfobicos. El cisheteropatriarcado, no se va a caer, lo vamos a tirar.