Ayer, en la penúltima etapa de la Vuelta a España, unas cuantas nos desplazamos primero en coche hasta donde nos dejaron, y luego a pie de 6 a 8 kilómetros, cargadas con ropa de abrigo, agua y comida para el día, y banderas palestinas, para decir al mundo “no al genocidio”, para decir al equipo de Israel “boicot a Israel!” y a la organización de la Vuelta: que basta de limpiar la imagen del Estado sionista y genocida de Israel.
Al grupo que esperamos junto a la línea de meta, nos dijeron cuatro trabajadores diferentes, en otras tantas diferentes ocasiones, entre sorpresa y enfado, que habíamos estado en todas y cada una de las etapas. Como respondimos a estos trabajadores, no fuimos nosotras. Fueron distintas gentes, repartidas por toda la geografía española. Porque cada vez hay más gente en más territorios que se posiciona y manifiesta en contra del genocidio perpetrado por Israel en tierra palestina y su impunidad.
Impunidad a la que contribuyen actuaciones como permitir la participación del único equipo de la Vuelta identificado expresamente con un estado.Para acabar con esta impunidad nos trasladamos hasta la meta de cada etapa a mostrar a las cámaras que, según la organización, retransmiten a más de cien países, nuestro apoyo al pueblo palestino, a su supervivencia y dignidad. Con nuestras banderas. Banderas que, nos consta, han causado malestar a la maquinaria de lavado de imagen del estado de Israel.
Lo cual no deja de ser una buena noticia aunque no es ese el objetivo final de estas acciones, sino el fin del genocidio del pueblo palestino y su libertad para vivir en paz.
Cuenta El Correo Gallego que la presión de los grupos pro Derechos Humanos contra el equipo de Israel le ha obligado a ocultar su nombre. Que el mar de banderas de Palestina que inundó la etapa reina de La Vuelta no fue una anécdota. Que se han visto banderas de Palestina “prácticamente en todas las etapas” (integrantes de la organización nos dijeron que en todas y cada una). Que además se convocaron manifestaciones en Álava, Baiona (Vigo), El Bierzo o Córdoba, entre otros lugares. Que la acción [de mostrar banderas palestinas al borde de la carretera] es más efectiva cuantas más veces aparecen en pantalla.
Que el equipo Israel-Premier Tech se creó para “posicionar al país” (otra denominación del lavado de imagen). Que Carrefour, patrocinadora oficial de La Vuelta, es una de las compañías en la lista que ha pedido boicotear el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), que tiene como objetivo hacer presión económica y política sobre Israel. Que mientras que Carrefour está en todas partes de La Vuelta (desde publicidades estáticas al maillot rojo que lleva el líder de la carrera), el equipo Israel-Premier Tech ha intentado pasar desapercibido rotulando de modo discreto sus vehículos, estrategia similar en el diseño de los maillots.
Aún así, no les fue posible pasar totalmente desapercibidos el sábado en Picón Blanco, y varios de ellos tuvieron que oír los gritos de “¡Boicot, boicot, boicot a Israel!”
Todo lo cual evidencia la efectividad de las acciones en apoyo a Palestina, la presión que resulta de ellas. Que no hay acción pequeña ni que no valga la pena.
El camino de vuelta a nuestros vehículos volvimos a hacerlo a pie, habiendo recogido todas las banderas menos dos, que siguieron ondeando al aire, al sol y la niebla. Varios ciclistas, profesionales y aficionados, que nos iban adelantando cuesta abajo, nos mostraron su apoyo con vítores como “¡Aupa Palestina!” o “¡Palestina Libre!”