Regulación de las trabajadoras del sexo en Barcelona

Foto: La Vanguardia

Por Eduardo Nabal

REGULACIÓN FRENTE A ESTIGMA

 El Ayuntamiento que encabeza Ada Colau ha dado un paso adelante al acercarse a hablar con los colectivos de mujeres y de trabajadoras del sexo de cara a una posible regulación de la prostitución voluntaria. Porque las prostitutas de Barcelona no se han estado quietas frente al acoso policial y los intereses especulativos de los grandes constructores en las calles de la ciudad. Aunque la izquierda de siempre se re-afirme, basándose muchas veces en la ignorancia paternalista de considerar a las mujeres como un “todo abstracto”, las diferentes experiencias han llevado a Colau a abrir los ojos, a aguzar los oídos frente a demandas gritadas durante los últimos años por muchas mujeres en las calles.

Las leyes prohibicionistas y el dejar campo libre a las llamadas fuerzas de seguridad del estado y a los moralistas de turno no solo dificulta el trabajo de las prostitutas sino que pone en peligro sus vidas mientras que la regulación, sin ser la panacea, les da una serie de derechos a la salud, la higiene y sobre todo la seguridad frente a la violencia sexista.

Creemos que Colau, al contrario que los gobiernos de CIU o el PSOE, no se ha limitado a mirar hacia otro lado, y aunque no les guste a los dinosurios de la moral cristiana, por lo menos ha abierto sus oídos a las demandas de las verdaderas interesadas en el tema. El negar que hay muchos tipos de prostitución y las posturas criminalizadoras es de nuevo aglutinar la subjetividad de las mujeres, limitar su movilidad en el espacio urbano, sin tener en cuenta su palabra, y el simple abolicionismo no hace avanzar sus derechos ni sus libertades. Sin grandes osadías Colau ha dado el paso más importante, atender a lo que piden los colectivos y asociaciones de trabajadoras del sexo por encima de las ideas preconcebidas.

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