Por Basilio el Bagauda
He estado unos cuantos días fuera de Burgos y por algún motivo que no conseguía saber notaba como mi salud mental estaba mejorando notablemente. Tras la vuelta y entregado a la cotidianeidad, un Diario de Burgos cayó en mis manos y bastó con pasar las dos primeras hojas para darme cuenta de cuáles eran los motivos de la vuelta al desazón, al desasosiego, de la bilis que reptaba por mi esófago: los opinadores manipuladores y panfleteros, con el “bigotes” a la cabeza envenenando y emponzoñando la convivencia de todos con argumentos “viriles”, pueriles y ofensivos para los que no pensamos como él y su peña de recalcitrantes. Y aún pensará, como últimamente está de moda entre los neocons, que simplemente es un hombre valiente y libre, adalid de lo políticamente incorrecto.
Lo que ellos entienden por “políticamente correcto” no es más que pura hipocresía, el disfraz que se pone el depredador para pasar desapercibido entre la manada. En realidad, es aquello que se ve forzado a decir para no desacreditar una imagen pública de la que tantos vividores viven.
Lo que realmente es “políticamente incorrecto” es vivir, pensar y hablar contracorriente, y en el territorio en el que vivimos tod@s sabemos qué es y qué significa hacer el viaje del salmón.
La caverna de disfrazados “librepensadores” a sueldo del decano de la ciudad se ha conjurado desde hace ya algún tiempo para influir en nuestras débiles mentes y que, con ello, nos olvidemos de qué modelo económico ametralló a millones de trabajadores y cómo fue causado el fusilamiento. Y así de paso se sacan unos pingües beneficios mientras masajean al expresidiario: al menos estos son más espabilados, van a ver a la momia antes de que haya muerto.
Pues bien el tal Pérez Henares, que me han soplado que ni si quiera su nombre es cierto, ha decretado que durante estos días tan señalados de paz y amor evangélico se deje de hablar de política, de lo que echa fundamentalmente la culpa a la aparición de los imbéciles, inmaduros, violentos y bárbaros recién llegados. Y nos lo dice un tipo que día sí y día también se ha dedicado a vomitar sobre nuestras cabezas sus indigestiones y empachos hasta que el registrador y el Opus Dei han consolidado su poder.
En fin, como quiera que el hombre es un animal de costumbres al que no le importa tropezar en la misma piedra una y mil veces, pues hoy se me ha ocurrido echar de nuevo un vistazo al “papelajo”, después de varios días felices sin leerlo, y me encuentro de nuevo a todos los osos cavernarios a lo suyo, así que querido Pérez Henares, o cómo se llame, puede comprobar que no le han hecho mucho caso, pero entiendo que les perdonará puesto que todos arriman el ascua a su sardina: serendípica coincidencia debe de ser que no existan discrepancias ideológicas entre ellos en un medio adherido a la ideología de la libertad.
El fulano en cuestión llega a la conclusión de que la socialdemocracia se está rompiendo en toda Europa porque la derecha democristiana se ha hecho con los postulados sociales de los socialistas y porque la izquierda radical, inmadura y con problemas de personalidad, ha atacado las “impurezas” ideológicas de personas tan “obreras” como Hollande, Zapatero o Renzi. En fin, coloquen a estos personajes junto a la palabra “obrero” al lado y la cosa sólo puede dar para una carcajada bien sonora.
El opinador nos detalla el buen trabajo que ha hecho la derecha ocupando el espacio de lo social aunque, en este caso, entiendo que no estará hablando de España porque la carcajada se podría convertir en un verdadero ataque de risa, ya que aquí por no haber, no hay ni liberales. Lo que obvia, y el ejemplo más evidente es Francia, es que cuando la socialdemocracia abandona a las clases más desfavorecidas y legisla en favor de la concentración de riqueza y contra la igualdad y ninguna izquierda recoge esa bandera, al trabajador no le queda más salida que la del sentimiento identitario y ahí está la extrema derecha esperándolo, no para ocupar el espacio de la izquierda, sino para reemplazarlo y transformar el desencanto de clase en ilusión de grupo nacional. En España la extrema derecha no espera porque ya gobierna, eso sí gracias a una gestora.
En segundo lugar nos habla de una izquierda peligrosa que quiere atacar la propiedad privada y la libertad individual, a vueltas siempre con la misma historia: no sé muy bien los programas políticos que ha leído el caradura pero lo más cerca que están de atacar a la sagrada propiedad es la de que el Estado se haga con una parte de las acciones de las empresas estratégicas de la energía o la remunicipalización de servicios. ¡¡No quiero ni pensarlo, es peor que una peli de Cronemberg!!
En cualquier caso, para mí hay algo que es evidente y que también ha ayudado a hacer volar por los aires a la socialdemocracia: la propiedad privada como derecho privilegiado y por encima del resto de derechos. Ya lo dijo nuestro Tribunal Constitucional hace tiempo: que todos los artículos que hacían referencia a los derechos sociales y económicos no eran más que un mero horizonte hacia el que aspirar pero nunca un derecho efectivo, un cuento para niños.
¡¡Y qué decir de la libertad individual!! La derecha democristiana y la socialdemocracia española han ido entretejiendo una maravillosa tela de araña con leyes y aparatos tan democráticos y liberales como el terrorismo de Estado, el control de las fiscalías, las torturas amnistiadas, las torturas olvidadas, el uso indiscriminado del concepto de “enaltecimiento del terrorismo”, la confección de pruebas falsas para reventar procesos políticos, los CIES, el régimen FIES, la prisión preventiva, los delitos contra la religión, la persecución digital, los montajes policiales contra el anarquismo… y un largo etcétera que muestra bien a las claras que si algo le interesa en el maravilloso paraíso en el que vivimos es la “libertad individual”. De antemano pido perdón porque si no es por los defensores de la libertad yo ni si quiera podría publicar estas palabras.
Ya por último, el ínclito intelectual “que se cree liberal“, al cual tengo que darle las gracias por vivir, nos larga desde su pedestal y con la consabida condescendencia, puesto que los que no opinan como él son unos niñatos a los que conviene corregir, unas lecciones de economía, tras su repaso político: “el déficit público y la deuda, son un impuesto oculto que penaliza a las generaciones futuras”. Especialmente si el déficit se genera con los impuestos de todos los trabajadores destinados a tapar los agujeros de la banca o a “rescatar” autopistas que parece que es más fácil que “recuperar” hospitales.
No salgo de mi asombro con el tipo que habla del déficit como si fuera siempre negativo y fuera siempre creado desde políticas de izquierda: ¡¡pero seguro que vive en este país!!
Y la deuda, ¿un impuesto oculto? He de suponer que el lumbreras no es un economista, puesto que la deuda es el principal instrumento de creación del dinero. Para impuesto oculto que pregunte a Mariano y los suyos: basta con mirar una factura de la luz para comprobar que tiene impuestos indescifrables sobre impuestos ilegibles sobre impuestos ocultos.
Las alternativas no asustan, como dices, lo que asusta es que no haya alternativas. Y, a este paso, a lo mejor no aciertas y te quedas sin trabajo, a falta de alternativas que asusten, porque el enemigo político ya se basta sólo para autodestruirse.
Este fantasma, que va defecando todas las televisiones que puede, cual snob afectado, es la peor estirpe del periodismo lameculos. Promecal, faltaría más, le ha elegido para denigrar, más si cabe, el diario del ínclito delincuente. Fantasma total, viene a la ciudad al besamanos y al palanganeo, a presentar un libro infumable, como si de un Juan Manuel de Prada se tratara. Da asco este cazador de animalillos indefensos y de nóminas beatíficas.
Esta tribu del peor Losantos, del cieno de Atapuerca, hace un daño irreparable a la democracia. Van de dogma y escopeta en ristre, como si la escopeta nacional se rodara allá por donde, inexplicablemente, le dan voz. Menos mal que su prosa es como un vertedero por donde se precipitan la chulearía y la mierda disfrazada de letras. Joder, pones una cadena, y allí está el rancio Henares. Así está el periodismo de este país, en su mayoría invadido por individuos de esta grey.
Como siempre lo bordaste, Basilio.
Juan Vallejo