Por Burgos Dijital
“El acuerdo TISA va a mucho más que el Ceta y TTIP”: Bernd Riexinger Partido de Die Linke (“La Izquierda”).
Uno de los escollos que más dificultades ha creado en las negociaciones son las denominaciones de origen europeas de los sectores agrícolas y ganaderos, que EEUU no quiere reconocer y respetar del mismo modo que se hace en Europa.
Siete grandes ciudades alemanas fueron ayer escenario de grandes manifestaciones en contra contra del TISA, el tratado UE-Canadá: CETA y el tratado EEUU-UE: TTIP. Un total de 320.000 personas participaron en las manifestaciones, en Berlín alrededor de 70.000 , 65.000 en Hamburgo , en Leipzig 15000 , 25000 Múnich , Colonia 55.000 , 40.000 y en Stuttgart en Frankfurt 50.000. La marcha berlinesa arrancó sobre el mediodía en la céntrica Alexanderplatz en dirección hacia el antiguo sector este de la capital alemana; Paralelamente, otros miles de manifestantes desfilaron por las calles de Colonia, Hamburgo, Leipzig, Múnich y Stuttgard, con cómputos de participación que oscilan entre los 20.000 y los 40.000 asistentes, cada una.
Además del TTIP y Ceta existe otro acuerdo comercial que se mantiene prácticamente desapercibido incluso para los críticos del libre comercio: el TISA – el comercio de servicios de acuerdo, conocido como el tratado del amiguismo.
Detrás del TISA se esconde un acuerdo confidencial de 23 miembros de la Organización Mundial del Comercio, los buenos amigos del comercio de servicios”;
Así se llaman a sí mismos, incluyendo, además de los EE.UU. y la Unión Europea a los países desarrollados como Japón y Corea del Sur, y también a las economías emergentes como México y Turquía. El acuerdo pretende también englobar a medio centenar de países del mundo con realidades económicas y laborales muy diversas, como Noruega, Pakistán, México o los paraísos fiscales de Panamá y Suiza. Su objetivo es el incremento de la competencia en los servicios de todas las grandes empresas para dotar de mayor facilidad a la hora de ofrecer sus servicios en el extranjero, ya sea en tránsito o en el sector de la salud, con los bancos o en la educación mediante calificaciones privadas para ser reconocidos fácilmente y superar mejor las barreras nacionales. Por ejemplo la UE requiere de Colombia un acceso más fácil al mercado de la televisión, Israel un transporte de libre de acceso a los servicios aeroportuarios de Japón. Otra de las tristes realidades de este acuerdo es que impide que los países puedan legislar en favor de la voluntad popular blindando las privatizaciones, las liberalizaciones y la presencia de las grandes corporaciones multinacionales en sectores que van desde las telecomunicaciones, al transporte, pasando por la banca y la sanidad.
El acuerdo en definitiva reduciría los derechos de las naciones en su economía de servicios y abrirían así una nueva espiral de la competencia que seguramente empeorará las condiciones laborales, restará la soberanía de los países en áreas como educación o salud que quedarían en manos de grandes corporaciones extranjeras amenazando todos los mercados regionales. El acuerdo supone una gran oportunidad para los EEUU y su plan estratégico de exportación de servicios.
En lo que se refiere al empleo, el TiSA aboga por que las empresas puedan desplazar a sus trabajadores de un país a otro a su total elección aplicándoles la legislación que más les convenga, en lo que parece un intento por reactivar la famosa Directiva Bolkenstein, pero a nivel global.