La actriz y danzaora Amanda Zavanelli en el espectáculo ofrecido en el teatro Clunia
Por Burgos Dijital
El público y sus aplausos llenaron el teatro Clunia de Burgos para decir a Marcos Ana “cómo es un árbol”
Cuando nos propusieron colaborar en la organización del Homenaje a Marcos Ana, no lo dudamos. Se merecía el reconocimiento a una vida dedicada a la defensa de los Derechos Humanos. Por haber contribuido de forma ejemplar y relevante al entendimiento y a la convivencia en paz entre los hombres y las mujeres. Por su lucha contra la injusticia, la pobreza, la ignorancia. Por su defensa de la libertad y los derechos humanos.
El homenaje contó con varias actuaciones musicales y teatrales
El Teatro Clunia, antigua cárcel de Burgos, fue el lugar elegido para que muchos artistas, amistades y otras voces mostraran su reconocimiento a la poesía y humanidad de Marcos Ana, querían llenar el teatro y lo consiguieron, los aplausos necesitaron puertas y ventanas abiertas para expandirse, una “actitud” con el título de “A voz no Ahogada” en reconocimiento al homenaje velado que desde la cárcel hizo Marcos Ana a Miguel Hernández, junto a sus compañeros de prisión.
Recordar la integridad de sus palabras es el mejor legado que nos puede dejar una vida de penurias y marcada por la guerra:
“Yo me sentiría completamente desgraciado si ,después de haber pasado veintitrés años en la cárcel, mi única venganza fuera llenar la cabeza de plomo a aquellos que fueron los causantes de que yo dejara media vida y toda mi juventud en la prisión”.
“Si pretendiera saciar con sangre los años que pasé en prisión, me sentiría desgraciado; ni un muerto, ni mil muertos, ni todos los muertos del mundo me pueden devolver a mi estos trozos de mi vida que yo he dejado en los patios y en las celdas de las cárceles”.
“Lo único que me podría recompensar un poco la vida es ver triunfar los ideales por los cuales yo he luchado, por los cuales ha luchado toda una generación”
Desde Burgos Dijital agradecer y felicitar a Juan Vallejo por el empeño y la garra que ha puesto en este homenaje a su amigo Marcos Ana.
Invité a una buena amiga para que conociera y descubriera al hombre-poeta. Salió impresionada. Durante esta semana, como profesora de lengua y literatura está trabajando con sus alumnos en el instituto, sobre la figura de Marcos Ana y su poema “Decidme cómo es un árbol”.
¿No es bonito?.
Sara: qué emocionante el ejercicio pedagógico de tu amiga . Tengo la certeza, de que a pocos que hubiera como ella, el espíritu de reconciliación y de amor que anidaba el poeta Marcos Ana, se expandiría eficazmente a través de las aulas por este país tan desdichado todavía. Te agradezco en lo que me concierne por haber invitado a tu amiga profesora, al que muchos tildan de acontecimiento histórico-cultural en Burgos, ciudad que como sabes ,apenas si tiene algunos balbuceos por donde la cultura y el arte tienen asiento. Un beso.
Juan Vallejo
Marcos Ana , fue un ejemplo de resistencia y capacidad de perdón para los que con él no tuvieron misericordia ninguna en los 23 años que ” vivió ” cautivo. Si alguien se merece tener un monumento en Burgos, nadie mejor que este gran poeta y mejor persona, como lo fue Marcos Ana.
Gracias Vallejo, por todo el tiempo y esfuerzo que has dedicado, para darnos a conocer en profundidad la dura vida de un hombre ejemplar.
La voluntad que nos ha unido en esta actitud, ha sido entendida cabalmente por vosotros. Por esto el trabajo de burgosdijital ha sido impecable. Os lo agradezco de corazón. Sabed, que todavía sigo recibiendo parabienes de gente insospechada, de toda clase: comunistas, peperianos, socialistas, ácratas ; gente de todo signo y condición, lo que os traslado a vosotros y a todos los que me habéis apoyado en esta actitud. El lleno a rebosar del Clunia, no fue más que la expresión de gente cuya amplitud de miras sujeta con dignidad la memoria de Marcos Ana, la de otros que fueron horriblemente martirizados y lo más importante: el amor que hace y hará posible que ya no se vuelva a repetir este genocidio fascista del que arrastramos secuelas dolorosas.
Juan Vallejo