Por Basilio el Bagauda
La primavera la mataron a golpe de porra y de postverdad, este horrible palabro que nos quiere instalar en nuestra agenda cerebral la intelligentzia liberal enfadada con la otra derecha nacionalista y reaccionaria, como si no fuese una estrategia tan vieja como el poder y la difusión de las doctrinas, como si no se hubieran valido de ella l@s globalistas para adocenar a l@s currit@s que aceptaban un estado de bienestar mientras susurraban con un “miénteme pinocho”.
Esa primavera vuelve a golpearnos en el estómago mientras recordamos lo que pudimos ser y en qué nos quedamos, creyendo que tocábamos las estrellas sin saber que sólo eran sus últimos destellos. Quedan cerca y quedan lejos los gritos del común que llenaban el aire de verdades tanto tiempo enjauladas. Cerca y lejos las grandes marchas espontáneas de multitudes que parecían saber a dónde iban. Cerca y lejos las sonrisas cómplices, las esperanzas compartidas, los sueños de aquellos que intuían ya que empezar de cero valía más la pena que vivir sobre unas vigas podridas.
Y aunque sepamos que aún tiene que llover, desde ese momento y pasado el sexenio – ojalá fuera el de la segunda gloriosa revolución – hay cosas que cambiaron para siempre en nuestra conciencia colectiva y las tormentas dejaron muchos buenos brotes: el comienzo del fin de la segunda restauración monárquica con una monarquía puesta en la picota, el bipartidismo puesto contra las cuerdas y la desaparición del relato de la transición amable; la Plataforma de Afectados por la Hipoteca como principal eje impulsor de la desobediencia civil y del derecho real a la vivienda; la lucha civil contra la corrupción y frente a la opacidad de los partidos políticos a través de numerosos colectivos; la extensión del asamblearismo y de la autogestión como prácticas políticas habituales en la lucha contra los poderes fácticos; o el fortalecimiento y el empuje de luchas necesarias e imprescindibles como el feminismo, entre otras.
Sé que much@s de vosotr@s estaréis pensando que otro de los principales cambios producidos en el panorama sociopolítico del país es la irrupción de una nueva fuerza política que muy pronto se arrogó una identificación cuasi-absoluta con la explosión del 15 de mayo de 2011. Y siendo cierto que muchas de las personas que mostraban su indignación en las plazas han pasado por o continuado formando parte de Podemos, tampoco deberíamos de olvidar que son muchos más los que participaban y participan en otras organizaciones sociales, políticas y sindicales y, aún más, l@s que querían ser parte de esa gigantesca ola de movilización y que a día de hoy han plegado velas, un@s con la esperanza de que los cambios se produzcan desde lo institucional y otr@s simplemente por cansancio o por la desilusión de unas expectativas demasiado altas.
En cualquier caso, la lupa está puesta en el Estado, que es donde tras multitud de contrarreformas legislativas recentralizadoras “se cuecen las habas”, en la alianza conformada como instrumento político por esta organización, ya partido, junto a Izquierda Unida, Equo, Compromis y las diferentes organizaciones que nacieron en otros territorios al margen y con independencia de Podemos.
Aquí, en Castilla y León, tierra destrozada por las tramas corruptas y las redes clientelares de un partido conservador heredero en sus nombres y en sus maneras de la dictadura franquista, nos tocó en gracia, porque así lo decidieron sus inscritos, los avalados y bendecidos por Pablo Iglesias, Pablo Fernández y Pedro de Palacio, como principales responsables de la organización.
Uno de ellos, el segundo, tuvo que dejar su escaño en las Cortes por incumplir con el código ético de la organización aunque como “profesional de la política”, una de las cosas que aborrecía el 15M, ha seguido “enganchado” a través de contratos en la estructura de la organización y sigue en la misma “viviendo” de la política, ahora como representante del Consejo Ciudadano Estatal en la cuota errejonista.
En cuanto al otro Pablo, ya sabéis sigue en la carrera por seguir al mando del partido en Castilla y León tras una sensación más bien insípida y deslavada en las instituciones y con nula presencia fuera de ellas. Es comprensible que quien no tiene el mando en las instituciones tiene poco que rascar: es de primero de políticas que el poder desgasta pero pelear por él y no alcanzarlo, desgasta mucho más.
Por eso nunca es justo argüir que un partido y sus elegidos no hacen su trabajo porque nada salga adelante. En este caso, si tenemos en cuenta el bagaje de Podemos en las Cortes y tomamos como referencia la presentación de proposiciones de Ley, de las 13 presentadas hasta ahora, 7 son de esta organización y por supuesto todas ellas desestimadas por el Pleno. En cualquier caso, no se puede decir que nuestra “señorías” hayan trabajado mucho en general, pero es más que evidente la proporción.
Si a la falta de poder, le unimos la clara alianza entre todas las formaciones políticas para bloquear cualquier iniciativa que provenga del nuevo partido y la permanente manipulación mediática de unos medios hegemónicos totalmente escorados a la derecha, el resultado de lo que llega al común es el esperado: una sensación de vacuidad, de pequeño fuego controlado, de muerte por inanición política.
Nada nuevo bajo el sol: Izquierda Unida lleva sufriendo esta política de tierra quemada en nuestras tierras desde el principio de los tiempos. De hecho, si ha soportado tanto tiempo este bombardeo, ha sido por el trabajo y el tesón de sus incansables militantes en muchas de las luchas abiertas y en la actividad extrainstitucional. No obstante, si algo se le puede echar en cara a Izquierda Unida ha sido su inveterada desconfianza hacia todo movimiento en el que no tuviera cierto “control” y, quizás, fue en parte esto lo que le pilló en fuera de juego el 15 de mayo de 2011 al no percibir el magma de indignación que se movía bajo sus pies.
Si Podemos en Castilla y León no tiene poder en las instituciones y su trabajo fuera de ellas es más bien pobre, corre el riesgo de acabar deshaciéndose como un azucarillo.
La actividad política hacia fuera no ha sido especialmente positiva, como ya he explicado hasta ahora, pero la gestión de Pablo Fernández de Podemos hacia adentro ha sido aún más desastrosa, quizás influido por su compañero Pedro, más acostumbrado éste a las batallas cortesanas y a la supervivencia política. Sus primeras primarias contaron con la ventaja ya explicada, por lo que ambos se limitaron a pasear y hacerse las fotos en las más importantes localidades, eludiendo en todo momento cualquier tipo de debate con l@s contrari@s. A continuación, se produjeron todo un rosario de dimisiones sufridas en buena parte de los consejos ciudadanos de la región, aunque esto en buena parte tuviera que ver con la bisoñez política de muchas personas. Y por último, y realmente grave, fue la dimisión en bloque de todos los miembros de la Comisión de Garantías que expusieron con total franqueza la falta de independencia y la injerencia permanente de la cabeza visible del Consejo en su trabajo. VIEJA POLÍTICA.
También Vieja Política es lo ocurrido en Burgos el miércoles 10 de mayo y este tipo de gestos, tan importantes en la acción política, pueden provocar un destrozo irreparable.
El 10 de mayo tuvo lugar en nuestra ciudad una serie de acontecimientos “coincidentes” a los que nos tienen acostumbrados “los que parten el bacalao” por estos lares. Por un lado, la celebración de un pleno extraordinario de las Cortes de Castilla y León dentro, vaya por delante, de nuestra inigualable catedral. Y, por otro lado, aprovechando que el Arlanzón pasa por Burgos la inauguración de un “conjunto escultórico” como homenaje a El Diario de Burgos, con su jefe en primera línea de playa.
Uno en su ingenuidad esperaba que tanto los representantes de Podemos como el de IU hicieran ruido por aquello de la separación Iglesia – Estado. Bastaba con una ausencia gritada a los 4 vientos o, al menos, una denuncia formal fuera del templo y un discurso bien medido en el interior de la misma respecto a la ilegal carnavalada, por ser contraria a la Constitución, que aquí se ofrecía. Pero cuál fue mi sorpresa cuando el único que respondió ante tamaño despropósito fue Sarrión, representante de IU. Fijada la posición así de Podemos, sobran los comentarios y eso por no hablar del dispendio económico que a buen seguro habrá costado todo el tinglado. ¿O es que la nueva política ya no va a criticar las desvergüenzas políticas?
Pero el ínclito Don Pablo no se conformó con semejante travestismo, sino que además tuvo a bien hacerse la foto con el principal responsable de todas las tramas político-empresariales de esta ciudad en su auto-homenaje. Y yo me pregunto: ¿Es Pablo un temerario indocumentado al hacer homenaje a un medio que causa división en la sociedad burgalesa? ¿No conoce acaso la serie de manifestaciones y concentraciones masivas que hubo contra PROMECAL y relacionadas con el bulevar de Gamonal? ¿Ningún procurador burgalés le informó del daño que esas fotografías harían? ¿Se atreverá a citar el conflicto de Gamonal como propio el próximo representante de Podemos que venga a dar un mitin? ¿Han quitado ya de la lista del tramabus a Méndez Pozo?
Por último Don Pablo, tú que estás con la gente: ¿no te parece que esta imagen es un insulto a las miles de personas que clamaron contra la manipulación y la desvergüenza corruptoempresarial y a los acusados por la lucha contra el bulevar? ¿No se merece todo esto una gran disculpa y una precisa explicación?
Por terminar como empecé, en esa primavera también aprendimos que dos buenas heladas se llevan por delante todos los brotes que pueda si el invierno se empeña en no ceder. Y no parece que vaya a hacerlo…
No se olviden de dónde viene este tipejo, y que hará lo posible con tal de no tener que volver a su kiosco a vender palotes.
No solo es un insulto la imagen de este advenedizo y mediocre político al lado de la mafia más abyecta de Burgos-Castilla y León, como bien atinas en tu impecable artículo, amigo Basilio; también es una desgracia. Y lo es, porque está cargada de ignorancia, de insensatez, de esa idiocia que caracteriza a los abducidos por el oropel del cargo, de la nómina.; otro tanto por la presencia en los medios. El daño que causa este muchacho a las ilusionadas gentes que hilaron con Podemos una ilusión, es irreversible. Los que estuvimos a diario en la Pza Mayor de Madrid, no podemos por menos de avergonzarnos con la actitud de turiferarios de esta ralea.
Salud, compañero, amigo y periodista admirable.
Juan Vallejo