Por Joaquín Sánchez Cabezas
A fecha marzo 2017 una Comisión Internacional que incluía diputados, senadores, alcaldes, concejales y representantes de la sociedad civil de distintos países europeos visitaba Colombia para supervisar el cumplimiento de los Acuerdos de Paz[1]. En el espacio de los meses siguientes varias comisiones más fueron allá con el mismo objetivo. En junio 2018, a 18 meses de la firma del acuerdo final, estas líneas pretenden trasladar algunos datos recogidos por dichas comisiones, mostrar inquietud respecto a la coyuntura actual, comparar el caso colombiano con el resultado de otros procesos de paz como el guatemalteco[2] o el salvadoreño[3] y plantear las aportaciones positivas europeas y especialmente españolas tanto institucionales como de la sociedad civil en un momento, precisamente, de cambio electoral.
La Comisión realizó reuniones con organismos de Naciones Unidas, de la Unión Europea, del Gobierno Colombiano, representantes eclesiásticos, del ejército, plataformas de DDHH, movimientos sociales, sindicatos, organizaciones de acompañamiento internacional, plataformas de mujeres y y gestores de paz de las FARC-EP y del ELN. También realizó una visita a La Florida (Chocó), Zona Veredal Transicional de Normalización de las FARC-EP en tránsito a la vida civil y otra a la Cárcel de máxima seguridad La Picota (Bogotá).
Entrando en materia y en las implicaciones morales de la responsabilidad europea en la construcción de la paz, la Comisión pretendió ser testigo, hacerse eco e incidir en la necesidad de supervisión de los Acuerdos por parte de Europa. Recordando a Ernst Bloch: que la esperanza sea sujeto colectivo, motor de transformaciones y que progresivamente estas nos lleven a un cambio de momento histórico[4], es un mensaje grabado en la conciencia de cualquier sociedad sensible y empática ante el sufrimiento ajeno; que la crudeza de los datos actuales pueda ser vista a la luz de otros procesos de paz del continente americano no apacigua el desconsuelo pero al menos nos puede ayudar a sacar conclusiones iniciales.
52 años de guerra (mas otros tantos de conflicto social) dejan en Colombia un saldo de más de 220.000 muertos, 60.000 desaparecidos, 7.3 millones de desplazados internos y más de 8.6 millones de víctimas de crímenes de guerra[5]. En Guatemala por su parte, 36 años de guerra concluyeron con 1.5 millones de desplazados y 200.000 muertos (el 93% a manos del ejército y de los grupos paramilitares)[6]. En El Salvador 75.000 muertos y 15.000 desaparecidos[7] (87% a manos del ejército y de los grupos paramilitares)[8].
Observamos la magnitud, visualizamos tras cada cifra las vidas concretas consumidas y aun así, no es sino el desarrollo del erróneamente llamado “postconflicto” lo que más inquietud provoca: que tras una firma de acuerdos de paz no sean reparados los elementos provocadores de la guerra: la desigualdad extrema, el clientelismo político, el “paraestado” que viola los DDHH, la concentración de la tierra, etc. Inquietud también ante la falta de garantías de No Repetición.
En el caso guatemalteco, antes de la firma de los Acuerdos el 2% de los propietarios eran dueños del 62% de la tierra. En 2003 el 8% poseía el 78% mientras que el 92% de los campesinos sobrevivía con un 22%[9]. Podemos inferir que no hubo una implementación real de los Acuerdos (menos de un 20%) con lo cual, aspectos estructurales determinantes para el surgimiento del conflicto quedaron sin resolver y 20 años después Guatemala sufre 5.738 asesinatos anuales.[10]
En el caso salvadoreño tampoco hubo un desarrollo real de los Acuerdos de Paz, elementos como el derecho a la tierra quedaron sin resolver y a fecha 2016 el Salvador sufría 5.278 asesinatos al año[11].
Juzgando los resultados a la luz de la historia nos obligamos a su vez a supervisar con mucha más exigencia el cumplimiento de los Acuerdos en el caso colombiano porque nada induce a pensar que el escenario futuro diste del guatemalteco o del salvadoreño a no ser que la presión coordinada y planificada internacional y la de los propios colombianos organizados lo impida: cabe recordar el exterminio de entre 3.500 y 5.000 miembros y simpatizantes de la Unión Patriótica en los años posteriores a 1985[12], que 127 líderes sociales han sido asesinados y 389 sufrieron ataques durante el año 2016[13]; que en 2017[14] fueron 441 los defensores de DDHH que sufrieron ataques y 121 los asesinados; que más de 50 exguerrilleros y sus familias[15] también están siendo asesinados en los últimos meses…
Observando la implantación de sólo un 5% (emulando los procesos antes descritos) de la Reforma Rural Integral firmada por el Gobierno Colombiano y las FARC-EP, sabiendo que de los 1.140.748km2 el 80% está en pocas manos y que hay un compromiso del Gobierno que incluye un Fondo de Tierras de 3 millones de hectáreas y una Formalización Masiva de la Propiedad Rural de 7 millones de hectáreas[16], sabiendo que la Unión Europea ha respaldado en los últimos 15 años con 1.500 millones de Euros[17] la consolidación de la Paz y que España, encabezando a los países donantes ha comprometido un aporte de 3 millones de euros[18], es absolutamente necesario que desde las instituciones de la sociedad civil nos hagamos eco de la opacidad de justificación de dichos fondos y que exijamos que este dinero redunde en una implementación real. A día de hoy alcanza un 18.3% gracias entre otros a Enrique Santiago Romero, español y asesor jurídico en la Mesa de Conversaciones de la Habana, uno de los artífices de atar los puntos del acuerdo de tal manera que haya unas ciertas garantías de cumplimiento.
El balance a 10 años de la firma de la paz en Guatemala, tarde ya, recogió abiertamente la falta de voluntad política, la necesidad de desmantelar poderes paralelos, de investigación y juicio a los responsables de genocidio, la reforma estructural de la tierra, etc. [19] Cabe pues preguntarse qué tipo de paz interesa hoy a las empresas transnacionales viendo cuál interesó en el caso guatemalteco y salvadoreño y qué grado de implementación de lo firmado conseguiremos exigir: ¿Paz para unos acuerdos comerciales potencialmente más prósperos y menos inestables? ¿una expansión territorial de empresas agrícolas, ganaderas y petroquímicas más sencilla (minería, gas, megaproyectos…)?[20] ¿una reproducción de la situación estructural ampliando la brecha de tenencia de la tierra?
Llegados a este punto quisiera dar mi opinión respecto al escenario electoral dado que hay voluntad declarada de estancar el proceso de paz y revertirlo por parte de Iván Duque, perfecto continuador del uribismo. Veo plausible y preocupante por esta vía el aumento del paramilitarismo, de la concentración de la tierra y de la inequidad de la economía reproduciendo los escenarios guatemalteco y salvadoreño. En el lado contrario, la división de los partidos defensores de la Paz ha sido un flaco caballo de troya: Gustavo Petro, Sergio Fajardo y Humberto de la Calle juntos sumaban más del 50% de votos. Sólo si los seguidores de estos dos últimos y los abstencionistas refuerzan las posibilidades presidenciales de Gustavo Petro podremos ver un afianzamiento de este proceso de paz. Los senadores del Polo Democrático Alternativo[21] lo entendieron desde un inicio: Si queremos paz por primera vez en Colombia, Gustavo Petro. Mensaje para abstencionistas, a propósito: uno es causante de las realidades que le sobrevienen por acción y también por omisión.
¿Es exigible desde Europa el cumplimiento del proceso? Moralmente si, pero sobre todo económicamente tras el desembolso económico antes citado y que sigue creciendo por parte de la UE y de los países miembros.[22]
¿Es exigible desde Colombia? Moralmente también y a nivel legal citaré algunos parámetros a mayores: La paz es un derecho contra mayoritario[23]; es un acuerdo firmado por un Estado contrayendo compromisos exigibles, no es achacable sólo a un partido que gobierna; se han tenido en cuenta y se han modificado los puntos objetados por los detractores del acuerdo; ha sido firmado ante testigos internacionales que han avalado con su presencia durante todo el proceso los compromisos de ambas partes; es comprobable el cumplimiento absoluto de los acuerdos por parte de las FARC-EP; hay una implicación de la Comunidad Internacional en la observación del desarrollo de dichos acuerdos también tras la firma; y finalmente, es un referente para la evolución de futuros tratados de paz y que afectan al presente diálogo con el ELN y a las disidencias que empiezan a sentirse en la insurgencia signataria. ¿Quién querrá firmar de nuevo con un Estado que firma y no cumple lo que firma?
Si queremos paz, toca cumplir. ¿Quién se ha comprometido con la consolidación de los acuerdos? Gustavo Petro.
[1] www.comisioninternacional.org o descargar en https://drive.google.com/file/d/1yQFMiA1XKrJRyzG3i-c8sxmDvYhiPNN_/view
[2] http://onu.org.gt/2016/04/14/acuerdos-de-paz/
[3] http://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/229/1/Acuerdos%20de%20Chapultepec.pdf
[4] Ernst Bloch, El Principio Esperanza, en España en Editorial Trotta en 3 volúmenes (2007).
[5] Ibíd. nota 1.
[6] Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH).
http://www.undp.org/content/dam/guatemala/docs/publications/UNDP_gt_PrevyRecu_MemoriadelSilencio.pdf
[7] Según datos de la UCA. Según de la BBC 75.000 muertos y al menos 8.000 desaparecidos. http://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/08/120822_el_salvador_masacre_aniversario.shtml
[8] Informe de la Comisión de la Verdad para El Salvador. http://www.unesco.org.uy/shs/red-bioetica/fileadmin/shs/redbioetica/informe_cv_es.pdf
[9] https://www.ine.gob.gt/index.php/encuestas-de-hogares-y-personas/agropecuaria recogido en Carlos Figueroa Ibarra, Los Acuerdos de Paz en Guatemala, 20 años después, 2017. http://lasa.international.pitt.edu/forum/files/vol48-issue1/Debates-ProcesosPaz-4.pdf
[10] https://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/centroamerica/379364-guatemala-cerrara-2015-casi-6-000-asesinatos-16-di/
[11] http://cnnespanol.cnn.com/2017/01/16/lo-que-salio-bien-y-lo-que-salio-mal-de-proceso-de-paz-de-el-salvador-25-anos-despues-de-su-firma/#0
[12] Tras los pasos perdidos de la guerra sucia. Paramilitarismo y operaciones encubiertas en Colombia. Ediciones NCOS. Bruselas-Bélgica, 1995.
[13] Informe de OACNUDH 2016.
http://www.hchr.org.co/documentoseinformes/informes/altocomisionado/informe-anual-2016.pdf
[14] Informe de OACNUDH 2017.
http://www.hchr.org.co/documentoseinformes/informes/altocomisionado/informe-anual-2017.pdf
[15] Fiscalía General de la Nación https://www.fiscalia.gov.co/colombia/
[16] Acuerdo final 24/11/2016:
[17] http://europa.eu/rapid/press-release_MEMO-16-4294_es.htm
[18] Ibíd.
[19] Conferencia en el Parlamento Europeo sobre cumplimiento de los Acuerdos de Paz en Guatemala, 2007. http://www.europarl.europa.eu/meetdocs/2004_2009/documents/fd/droi20071126_guatemala_003/DROI20071126_Guatemala_003es.pdf
[20] Ver Inversión Extranjera Directa Española. Secretaria de Estado de Comercio (2013). “DataInvex Estadísticas de Inversión Española en el Exterior”. Ministerio de Economía y Competitividad. Gobierno de España. [En línea]. Disponible en: http://datainvex.comercio.es/principal_invex.aspx [Consultado el 26/02/2015].
Y también Empresas españolas en Colombia. Oficina Económica y Comercial / Departamento de Información de Inversiones y Coordinación (ICEX) (13/08/2013) “Empresas españolas establecidas en: Colombia”. Ministerio de Economía y Competitividad. Gobierno de España. ICEX España Exportación e Inversiones [En línea] [Consultado el 18 de febrero de 2015].
Citados ambos en Observatorio de las multinacionales en América Latina http://omal.info/
[21] https://www.elespectador.com/elecciones-2018/noticias/politica/mas-de-100-lideres-del-polo-democratico-defienden-su-apoyo-petro-articulo-749716
[22] https://eeas.europa.eu/delegations/colombia/15509/union-europea-socio-solido-de-colombia-en-la-construccion-de-paz-desde-hace-mas-de-20-anos_es
[23] Luigi Ferrajoli, The peace process in Colombia and Transitional Penal Justice, Università degli Studi Roma Tre (28-09-2016)