Entrevista a Eugeni Rodríguez, histórico militante del FAGC y miembro de L´Observatorio Contra la Homofobia (OCH)

eugeni-i-iPor Eduardo Nabal

 “La Ley Catalana contra la homofobia quiere ir más allá y que en todo el Estado se tipifiquen los discursos del odio, la ofensa, la discriminación o ridiculización pública de las personas LGTB+”

-¿En que proceso se encuentra la legislación contra la homofobia? ¿Algunos lo ven pantanoso, como legislar sobre imposibles?

Eugeni Rodríguez: No creo que sea legislar sobre imposibles. Antes el artículo 14 de la constitución podía suponer ciertos derechos pero en el 2017 incluye la cuestión de la discriminación por orientación sexual. Una discriminación especialmente peliaguda en el caso educativo, sanitario y laboral, que hemos trabajado en el Observatorio Contra la Homofobia (OCH).

Creo que la Ley Estatal y sobre todo, la Ley Catalana, han logrado un avance casi invisible en los derechos personales y colectivos. Desde luego que queda mucho por hacer como el que las personas LGTBI se atrevan a denunciar cualquier abuso o discriminación. Pero hoy por hoy es necesario el agravante que, de hecho ya existe, por homofobia.

El problema es que hay que demostrar que te han echado de un bar por maricón, o que tus compañeros de trabajo te llamen marimacho para que haya algún toque de atención o multa, en el primer caso. Y eso no es tan fácil si no se construye en el mismo centro o lugar una política sociocultural favorable a la visibilidad del colectivo LGTB, lo mismo ocurre al tener que demostrar que te han echado de un trabajo porque te estabas cambiando de sexo, por tu estado serológico si la persona se atreve a denunciarlo hay ahora más posibilidades de ganar.

Y con un respaldo legal que antes no existía y que puede disuadir a los que creen que existe un tipo de discriminación u ofensa que siempre queda impune.

-Se contempla lo de las exaltaciones de odio y el derecho a la intimidad. Lo primero parece bien, aunque hace poco se autorizara una manifestación neonazi cerca de Chueca pero lo del derecho a la intimidad no esta a favor de los armariazos de todo tipo y “estilos de vida” ?

Eugeni R.: No, una cosa es la libertad de opinión (que tu puedas escribir sobre un director de cine o un actor o actriz y digas que es gay, lesbiana o trans) y otra muy, muy distinta que la empresa para que trabajas pueda obtener de otra esa misma información (como tu ideología política o tu estado serológico), lo que obviamente supone cosas muy distintas.

El ánimo discriminatorio, intimidador u ofensivo es lo que se trata de penalizar. En el código penal artículo 510 se recoge la discriminación con el agravante de homofobia pero en la Ley Catalana se quiere ir más allá, en una labor de pedagogía social y de tipificación de los discursos y prácticas de odio o discriminación diferentes entre sí, de la violenta y pública a la más o menos simbólica.

-La ley ha tenido muchas críticas, también por gente LGTB porque no creen, que más en estos tiempos de miedo e involucionismo, las leyes represivas sean aconsejables ni estén en buenas manos. Tu no obstante lo defiendes Pero si yo te dijera exagerando la nota que ¿”legislar contra la homofobia en Burgos es como legislar contra el frío” que me diría?

R: Te diría que por alguna parte hay que empezar en serio ya que también se ha tardado en conseguir una “Ley contra la violencia de género” que dista de ser perfecta (igual que las campañas al uso) y que lo ideal sería educar, empoderar y, sobre todo, visibilizar pero hoy por hoy es necesario, casi urgente, que se empiecen a condenar públicamente las expresiones de homofobia (en el ámbito sanitario, educativo, laboral pero también en los espacios de ocio, devolviéndoselos a la gente LGTB que tiene miedo) como ocurre con las manifestaciones machistas, que reciben casi siempre algún tipo de reprobación social Puede que de entrada suene de compleja aplicación, que pueda haber trampas y contradicciones pero es un paso más que necesario hacia la lucha contra la LGTBfobia. Garantiza el derecho a una vida digna a muchas personas desprotegidas o desinformadas, en situación de especial vulnerabilidad .

Hoy estamos luchando por la subjetividad de los grupos que pueden, depende como y cuando, ser denigrados o ninguneados. La ley no es una solución, dista de ser un ideal y tal vez no sea la más adecuada, pero es una herramienta a tener en cuenta.

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