El mundo y otros lugares

 Por Eduardo Nabal
Jeannette Winterson, digna heredera de Wittig y la poesía feminista y lesbiana posterior, narradora de soltura increíble, de flema histórica, pluma sin género, raíces populares y modelada por la prosa poética reinventa algunos mitos y arremete contra otros en su última y subyugante colección de relatos: “El mundo y otros lugares” (Editorial Lumen).
Un conjunto de piezas más o menos breves misteriosamente reunidas por una poderosa ironía, un lenguaje iconoclasta, una fantasía inagotable y un extraño sentido del viaje interior y exterior, poniendo el cuestionamiento del cuerpo como eje de una narrativa ágil y juguetona, irreverente y extraña (queer) .
La autora de la negra y mordaz “Espejismos” vuelve a una prosa viajera e incatalogable, desbordando los códigos lingüísticos y, sobre todo, narrativos de la novela anglosajona clásica, de la que bebe de la forma mas particular, con referencias a personajes reales y de ficción, pasando del yo íntimo a un alejamiento sarcástico de paisajes y paisanajes, con una mezcla de suavidad, ligereza y capacidad renovadora, que tras un paseo ligero desnuda el cuerpo de sus criaturas con una tormenta de interrogantes llenos de escalpelo.
De nuevo el amor y el desamor, los inventos de la sociedad moderna bajo el prisma del lenguaje, y aunque no estamos ante una novela inquietante como su anterior “La mujer púrpura” Winterson vuelve con toda su fuerza al campo de batalla contra los moldes narrativos convencionales, los lugares comunes de la historia y la geopolítica de la que provenimos, arremetiendo contra los tópicos patriarcales y lanzando un desafiante soplo de lenguaje en libertad, a través de una feminidad transgresora, inaprensible y lejos de los binarismos de género.
A continuación un breve fragmento de esa bomba de relojería lingüística feminista y queer que es “El mundo y otros lugares”.
PRIVADO: Es la parte que realmente desean ver los visitantes. Siempre hay alguien dispuesto a retroceder silenciosamente y esconderse entre las sombras. Se agachan para pasar por debajo de las cuerdas como si la casa fuera un cuadrilátero de boxeo. ¿Quién está en la esquina roja? Yo, siempre yo, esperándoles educadamente. La gente no cree que una casa como esta, está viva. Creen que es un circuito cerrado de televisión cerrado. No no, es la propia casa.
Winterson que nos contó su dificil infancia en la Inglaterra empobrecida e industrial de los años cincuenta en su autobiografía novelada “¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? junto a su madre, una fanática religiosa y puritana, experimenta aquí al máximo con ese lenguaje mordaz y lírico con el que ha tejido novelas de la talla de “Fruta prohibida” (convertida en una serie de televisión), La chica del faro (levemente inspirada en Virgina Woolf), su obra maestra “Espejismos”, su novela de ciencia ficción “Planeta azul” o su historia de sexualidades divergentes en el espacio virtual “The Powerbook”.
Después de una novela histórica feminista sobre la persecución heteropatriarcal de las brujas en la Inglaterra Medieval vuelve al relato mitológico subvirtiendo los géneros sexuados y literarios con “El mundo y otros lugares”, un libro de relatos subversivos donde los símbolos se hacen evidentes, también los diosecillos a derribar y en la que en diferentes episodios se cuestionan iconos y máximas universalmente aceptados aún hoy por nuestra cultura patriarcal, inmovilista, violenta e inerte.

Deja un comentario