Por Acacio Puig
Preso del franquismo/ Artista Plástico
La reciente moción municipal respecto a la Cárcel, firmada por los ediles palentinos pertenecientes al PSOE, Ciudadanos y Ganemos, queda lamentablemente muy por debajo de la labor de crítica, denuncia y propuesta realizada durante los últimos años por la más consciente oposición social y memorialista al acuerdo Polanco-Cosidó. La moción de la oposición resulta difícilmente justificable nada menos que ochenta años después del alzamiento que en 1936 declaró la guerra al régimen republicano instituido en 1931 y usó la Antigua como cárcel y penal de presos políticos.
Persisten contagiosas maneras caciquiles en las decisiones de la clase política respecto a Edificios y Símbolos que no son en absoluto de su propiedad, sino que simplemente administran por vaivenes de la democracia representativa. Las cárceles, en las que el franquismo detuvo, maltrató, y en muchas ocasiones ejecutó a miles de opositores a su dictadura, no son patrimonio de electos de coyuntura. Las cárceles y su destino, que forma parte del patrimonio histórico, son del pueblo en primer lugar y es justo y legítimo contar con su opinión directa.
Las cárceles de la dictadura no encerraban solo a los opositores de cada provincia, encerraban a opositores al régimen detenidos en todas partes, a mujeres y hombres procedentes de los cuatro puntos cardinales y obligados al penoso “turismo penitenciario”.
Apropiarse “provincialmente” del derecho a decidir destinos y usos de esos edificios públicos constituye una aberración política, porque entendemos que el destino de los Lugares de Memoria corresponde, fundamentalmente, a la totalidad del Movimiento Memorialista como representante más específico de la ciudadanía represaliada.
Vayamos pues a la moción.
-El destino que el Partido Popular asignó a la Antigua Cárcel de Palencia mediante el acuerdo Polanco-Cosidó constituye una provocación al memorialismo antifranquista, al decidir ubicar en ella un estrambótico Museo- Archivo de la Policía Nacional.
La Policía Armada, bautizada en diciembre de 1978 como Policía Nacional, ha sido un cuerpo represivo por excelencia que se ocupó durante décadas en mantener por todos los medios, un “orden público” contrario al ejercicio de las libertades de expresión, reunión, manifestación y huelga. Constituye un cuerpo que aun hoy participa de la impunidad de que goza la dictadura que entronizó Franco.
-La moción aprobada por la oposición municipal (PSOE+Ciudadanos+Ganemos) al ignorar la dimensión Memorialista de la Antigua Cárcel, encubre y olvida algo esencial en la historia de nuestro siglo XX, es decir, la dura y costosa resistencia ante un régimen cruel y totalitario que mediante el terror, sobrevivió al fascismo y nazismo derrotados en 1945. Junto a la intensa represión directa, la dictadura ejerció una generalizada represión difusa que atenazaba a una población obligada a la emigración, el exilio, la pobreza y la mísera existencia censurada y sin libertades.
-La política artístico-cultural contenida en los lineamientos definidos por el “Plan Director Centro Cultural” que preludia el Acuerdo, merece un debate social detallado.
Confiando en que se active, nos ocuparemos también de ello en este artículo, aunque avanzamos ya que criticamos la funcionalidad del Plan Director como envoltorio “papel de regalo” de los dos atropellos citados arriba, envoltorio que además, camufla y justifica los gastos (y discutibles resultados) de la rehabilitación del edificio de la Antigua.
¿Un Museo-Archivo de la Policía Nacional?
Nuestro país sigue teniendo demasiados Archivos blindados al acceso de la investigación histórica. Sin embargo, en esos Archivos se encuentra buena parte de nuestra historia secuestrada, la “caja negra” de la dictadura que mantiene encerrada la verdad.
Ninguna justificación tiene el que sigan existiendo archivos privados en manos de particulares, Policía Nacional, Guardia Civil, brigadas policiales de investigación, Instituciones Penitenciarias…o partidos fascistizantes (como los de de matriz falangista) que fueron ilegalizados en 1945 en Europa.
Los materiales que incluyen esos archivos –sus copias documentales- deben estar disponibles al completo para consulta y trabajo de estudiosos y ciudadanía…y desde luego en un lugar limpio de simbolismos de “la cruzada” (es por eso que Salamanca, donde la Ley de Memoria Histórica de 2007, pretende ubicar un archivo general, nos parece un errático compromiso).
La moción palentina del PSOE, Ciudadanos y Ganemos, propone “Buscar otra sede en nuestra ciudad para el Archivo Histórico de la Policía Nacional, no de una manera inmediata…”. Respecto a tal Archivo baste lo dicho más arriba, pero respecto a su función como Museo, ningún defensor de las libertades debería ignorar el triste papel represor de la Policía Nacional y tampoco la impunidad de los delitos que cabe impugnar a ese cuerpo (asesinatos no juzgados).
V. Antonio López, (represaliado, amigo, dirigente vecinal madrileño durante los 70 y primera mitad de los ochenta del pasado siglo y militante memorialista hoy) preparó para la Comuna el siguiente dossier de hechos significativos protagonizados por la Policía Armada durante el franquismo tardío, hechos nunca investigados ni juzgados. A su trabajo nos atenemos, dejando de lado los aporreamientos de manifestantes, incursiones en locales, ocupaciones de centros universitarios, o heridos de bala por “los grises” durante los enfrentamientos.
Entramos pues en detalles:
El 14 de marzo de 1970, Javier Escalada Navaridas, estudiante navarro detenido en Pamplona en una manifestación contra la nueva ley de Educación, murió a consecuencia de las torturas inflingidas en la comisaría de la Policía Armada.
El 21 de julio de 1970 durante la huelga de construcción en Granada y la manifestación correspondiente brutalmente reprimida por carga policial, los trabajadores Antonio Huertas, Cristóbal Ibáñez y Manuel Sánchez, murieron tiroteados por la policía armada.
El 4 de diciembre de 1970, en Eibar durante una manifestación de protesta por el Proceso de Burgos, fue asesinado a tiros por la policía el joven Roberto Pérez Jáuregui.
Pocos días después, el 21 de diciembre de 1970, otro detenido en las protestas en Donostia contra el Proceso de Burgos, murió. Antonio Goñi Iroa, Intensamente torturado en una comisaría y en libertad bajo fianza, cayó inmerso en fuerte depresión y se suicidó.
El 18 de octubre de 1971, el la SEAT de Barcelona en Huelga y en medio de la ocupación policial y enfrentamientos taller por taller, murió asesinado a tiros el obrero Antonio Ruiz Villalba.
El inicio de 1972 fue de intensos enfrentamientos con la policía en las Universidades de Madrid, Salamanca, Valladolid y Bilbao. También durante las protestas por el cierre de la Michelín de Vitoria.
El 10 de marzo de 1972, durante las luchas del Ferrol en la empresa nacional Bazán, los enfrentamientos con la represión policial se saldaron con 12 heridos de bala graves y el asesinato de los trabajadores Amador Rey y Daniel Niebla, en el curso de una manifestación.
La combatividad se extendió por Galicia durante los meses siguientes hasta septiembre (Huelgas en Astilleros Barrera, en Citroen…con resultado de 25 trabajadores encarcelados, 150 despedidos y más de 500 sancionados.
En San Adrián del Besos, el 8 de abril de 1973 fue asesinado por disparos de la policía el militante del PSUC Manuel Fernández, durante enfrentamientos frente a la central térmica en construcción.
El 24 de octubre de 1973 durante un reparto de octavillas en la fábrica CASA de Madrid, Victoriano Diego fue asesinado a tiros por la policía.
El 27 de mayo de 1975 la policía tirotea en un control “por error” (en la autopista Bilbao-Behobia) a dos turistas alemanas. Una de ellas, María Alexandra Leckett, falleció a consecuencia de los disparos.
Más asesinatos policiales durante los cuatro primeros años de “Transición” (1976 a 1980).
El 24 de febrero de 1976, en Elda –Alicante- durante una manifestación en apoyo a los trabajadores del calzado, la policía abatió a tiros a Teófilo del Valle, manifestante considerado la primera víctima de la transición.
El 3 de marzo de 1976 durante los trágicos acontecimientos de Vitoria, la policía mató a cinco trabajadores: Pedro Martínez, Romualdo Barroso, José Luis Castillo, Francisco Aznar y Bienvenido Perea. 150 manifestantes más resultaron heridos de diversa consideración.
El 5 de marzo de 1976, el joven de 19 años trabajador en la Refinería de Tarragona, se despeñó desde una azotea, cuando intentaba escapar a la policía nacional.
El 20 de diciembre de 1976 en Madrid, durante una manifestación a favor de la abstención en el Referéndum, el manifestante Ángel Almazán, fue apaleado por la policía armada y falleció como consecuencia de la paliza.
El 7 de enero de 1977 en Chirivella-Valencia- José Vicente Casabany, trabajador de Aisina, muere de infarto durante la huída de la carga policial que disolvió una manifestación por la libertad de presos políticos.
El 24 de enero de 1977, durante una manifestación de protesta (por el asesinato el día anterior de Arturo Ruiz, víctima de fascistas que firmaron su muerte como “Triple A”) murió en Madrid Mª Luz Nájera por impacto en la cabeza y a bocajarro de un bote de humo.
(La noche de ese mismo sábado tuvo lugar la matanza de abogados laboralistas en el despacho de Atocha. El artífice fue un comando fascista).
El 24 de febrero, en Cartagena-Murcia, el joven trabajador de la construcción Pancho Egea fue asesinado durante una manifestación conjunta de construcción y metal.
El 13 de marzo de 1977, en San Sebastián, muere por impacto de pelota de goma, el estudiante José Luis Aristizábal. Y el 30 de ese mes y a consecuencia de otra pelota de goma, moría en San Sebastián el joven de 20 años Isidro Susperregui.
El 8 ó 13 (¿?) de mayo de 1977 en Pamplona, José Luis Cano, apaleado por policías, fue rematado por un tiro en la cabeza efectuado por un policía armada.
El 14 de mayo de 1977 en Pamplona, Luis Santamaría de 72 años, fallece de infarto tras el impacto de varios tiros de la policía armada en su balcón.
Pocos días después, en Rentería, el 24 de mayo muere Gregorio Maritxalar, herido de bala en Pamplona el 14 de mayo.
En Barcelona, el 11 de septiembre de 1977 y durante la celebración de la Diada, fallecería con la cabeza destrozada por bala de goma Carlos Frecher.
El 4 de diciembre, en Málaga durante la manifestación a favor de la autonomía andaluza, el joven de 18 años José García Caparrós, cayó asesinado por la policía armada.
El 21 de abril de 1978, los golpes de la policía armada al disolver el 4 de abril una manifestación de los trabajadores de Ascón de Vigo, provocan un derrame cerebral a la joven Elvira Parcero. A consecuencia del mismo falleció el 21 de abril.
El 8 de julio de 1978 tras la irrupción a tiros de la policía armada en la plaza de toros de Pamplona, decenas de personas resultaron afectadas por gases, pelotas de goma…En la manifestación posterior de protesta, fue asesinado por disparo policial Germán Rodríguez, militante de LCR.
En la posterior manifestación de condena del asesinato y represión, el 10 de julio en San Sebastián, la policía antidisturbios asesinó a Joseba Barandiarán, de 19 años.
De nuevo en la celebración de la Diada, el 11 de septiembre de 1978 en Barcelona, caería asesinado por disparos de la policía armada el joven Gustavo A. Muñoz, de 16 años.
De la Policía Armada a la Policía Nacional.
Aunque a partir del 4 de diciembre de 1978 la fuerza del orden público cambió el nombre y el color del uniforme, su funcionalidad persistió y en buena parte sus desafueros. Del gris al marrón, de la Policía Armada a Policía Nacional. La impunidad persistió eso sí, recortando la mortandad producida por las herramientas de represión y con la moderación heredada del nuevo ciclo político.
El 4 de marzo de 1979 en Parla, murió el niño de 14 años Ursino Gallego, por impacto de bala de goma durante la disolución por la Policía Nacional de la manifestación vecinal bajo el lema de “Queremos agua”.
El 29 de Junio de 1979 en Valencia, el disparo a bocajarro de bala de goma por la Policía Nacional, acabó con la vida de Valentín González de 20 años, afiliado a CNT.
El 14 de agosto en Monforte de Lemos-Lugo, durante incidentes ocurridos durante las fiestas patronales disueltos por la Policía Nacional, falleció por apaleamiento policial Emilio Fernández Castro, de 36 años.
Poco después, el 1 de septiembre de 1979 en San Sebastián durante una manifestación por los refugiados vascos, los disparos de la Policía Nacional ocasionaron 12 heridos y la muerte de Ignacio Quijera.
…Para concluir, el 13 de diciembre de 1979 en Madrid, tras una manifestación estudiantil contra la LAU, José Luis Montañés y Emilio Martínez Méndez murieron tiroteados por la policía antidisturbios. Los tres policías encausados fueron absueltos pero hoy ya sabemos que los tres estuvieron presentes durante la autopsia y obligaron al forense a entregarles las balas que había extraído de los cadáveres de los jóvenes estudiantes.
Definitivamente no.
Por su funcionalidad represiva durante la dictadura, por los crímenes impunes cometidos bajo uniformes de distinto color…No procede ignorar la historia y crear un Museo de la Policía, ni de la Armada ni de la Nacional. Menos aún mientras no llegue a la historia del cuerpo la verdad, la justicia y la reparación a sus víctimas.
Son precisamente las víctimas asesinadas por la Policía en el curso de tantas y tantas movilizaciones por derechos y libertades, quienes merecen agradecimiento público, archivo y museo.
La Antigua Cárcel palentina debe ser un Lugar de Memoria.
Este asunto no merece ninguna consideración en la Moción de la oposición municipal. ¿Sigue el miedo planeando sobre Palencia y su ciudadanía? Si es así ya va siendo hora de sacárselo de encima.
No ignoramos que una parte de la oposición municipal que en su momento representó Izquierda Unida, abogó hace años por instalar alguna reseña en la Antigua aludiendo a su función como lugar de memoria y proponiendo conservar algo de su más emblemática historia. No prosperó entonces. Pero ese “recuerdo” no parece suficiente en el nuevo contexto de emergencia en todo el país de municipalismos alternativos y el fuerte relanzamiento en este año 2016 de las actividades memorialistas. Más bien, la posición de de Ganemos, ceñida al acuerdo institucional renuncia a buscar el apoyo social consciente y unitario y desperdicia su fuerza, optando por la mínima resistencia y el máximo consenso institucional.
En definitiva, años después, el referente hoy sigue siendo la propuesta de Cultural-Cívica que avaló el Alcalde socialista Heliodoro Gallego y que modificó la nueva corporación dirigida por el PP tras su éxito en las elecciones municipales de 2011.
Como en su momento denunciaron vecinos y asociaciones memorialistas, la reforma pactada entre Cosidó –director general de la Policía- y el Ayuntamiento (PP) tuvo la clara finalidad ideológica de extirpar a la Antigua el carácter de Lugar de Memoria Antifranquista y por desgracia, la moción de la oposición municipal, abunda en lo mismo.
Será pues conveniente recordar.
Poco después del 18 de julio de 1936 también en Palencia se inició una tremenda represión dirigida selectivamente a la detención de jornaleros, sindicalistas, militantes políticos y ciudadanía no afecta a los golpistas. La Antigua se quedaba pequeña, de modo que entre otros espacios se habilitó como cárcel la planta sótano del Casino de la ciudad.
De la represión en toda la provincia daba cuenta Pablo García Colmenares en su libro “Victimas de la Guerra Civil en Palencia (1936-1945)” editado en 2012.
Los datos que Pablo manejó entonces cifraron las víctimas mortales en 1322 personas (867 asesinadas extrajudicialmente, 348 fusiladas y otros 107 muertos en prisión por enfermedad, malnutrición y condiciones insalubres). La represión más significativa tuvo lugar en Cerrato, Tierra de Campos y zona norte además de la capital de la provincia. En Villada se desarrolló resistencia armada al alzamiento (“La Comuna de Villada”) en tanto que Barruelo se despobló rápidamente por el recuerdo de la intensa represión militar que tuvo lugar en octubre del 1934, aún así, entre quienes quedaron en Barruelo “se dice que mataron hasta al sifonero”.
En cuanto a otros estudios sobre la provincia tenemos constancia del documento de Ángel Casas Carnicero “La guerrilla republicana en Palencia” publicado en 1981. Esa guerrilla pareció más bien operar como grupo de apoyo a la guerrilla gallega, leonesa y cántabra. Acogida por los serranos de la zona, confiaba en la intervención aliada al fin de la segunda guerra mundial y se mantuvo como una red de autodefensa que protagonizó escasos enfrentamientos armados con la guardia civil.
En cuanto a la Antigua Cárcel de Palencia, Melquisidez Rodríguez Chaos, en su libro de memorias “24 años en la cárcel” relata como coincidió allí con Miguel Hernández (que el 22 de septiembre de 1940 había sido trasladado a Palencia junto a otros setenta presos) y la permanencia de Miguel allí hasta el 24 de noviembre de ese 1940. Hernández había llegado enfermo de neumonía y fue hacinado con otros presos en una de las celdas de seis metros cuadrados. Diez presos por celda.
La Antigua estaba llena de campesinos, en buena parte encerrados allí desde 1936 y según relata Melquisidez, Miguel fue requerido por los compañeros para explicar la derrota de la República. En la cárcel se carecía entonces de toda información fiable.
Muchos años más tarde, durante el franquismo terminal, la Antigua se recicló como penal de presos políticos clasificados en tercer grado y algunas redes de apoyo y solidaridad tejidas por gentes de la izquierda palentina dejaron un poso de amistad hasta hoy mismo. En definitiva y a pesar de las nuevas condiciones que rigieron la vida del penal entonces, persistió su función represiva dependiente del aparato policial, jurídico y penitenciario de la dictadura.
Las exhumaciones en fosas comunes del Cementerio Viejo, se desarrollaron a buen ritmo hasta el ascenso popular al Ayuntamiento. El propio Memorial allí instalado rinde homenaje a quienes dieron sin pedir. Un gran logro producto del intenso trabajo asociativo (como ocurrió también en Baltanás). Un logro de Justicia y no un “regalo” de nadie.
Explicado los hechos ¿Alguien cree que en la Antigua no debe acotarse un espacio de homenaje, testimonio y documentación? Reúne centralidad provincial y sobradas condiciones. Solo falta voluntad política.
¿Habrá que dejar que el olvido borre la valiente historia, valores e ilusiones de los vencidos de entonces? Hace mucho tiempo llegó la hora de la reparación, la justicia y la verdad y es momento de ampliar horizonte y presión social, para pagar la deuda con la Historia encarnada por los represaliados de ayer.
El Plan Director Cultural.
Así como el Acuerdo de la Moción se resume en cinco líneas finales, el enunciado como Plan Director Centro Cultural de la Antigua Cárcel, se lleva la parte del león, al desplegar criterios y fundamentos para su diseño que ocupan la primera página y media del documento.
Retórico, falto de rigor y medida, el Plan siembra ilusiones similares a las que acompañan la construcción de Polígonos Industriales en cualquier provincia: Cuando el continente mueve dinero ¿para qué precisar el contenido? Se reafirman las características favorables de Palencia para (¡ojo al parche!) “el desarrollo de las Industrias Creativas y de la Cultura Contemporánea” abundando el protocolo al diferenciar “que es necesario mantener una cultura amateur y dedicada al puro disfrute, pero es necesario definir una estrategia de desarrollo de la Cultura como sector económico profesionalizado”.
El delirio optimista llega a avalar un proyecto que se constituya como “buque insignia de la cultura de nuestra ciudad y uno de los centros de referencia contemporánea de Castilla y León”.
Nadie con experiencia en los avatares de proyectos culturales públicos y privados desarrollados en Palencia, y en nuestra Comunidad de Castilla y León puede dar credibilidad a ese nuevo viaje a Citerea. El rigor exige abordar el balance de interesantes infraestructuras culturales condenadas al cierre por falta de proyecto y presupuesto (desde el Museo-Fundación Esteban Vicente en Segovia a tantos otros, gestionados con la mayor opacidad propia de la cultura-espectáculo).
En Palencia, la ciudad cuenta desde hace años con la Fundación Díaz Caneja, un espacio claramente subutilizado a pesar de sus excelentes condiciones (y las desinteresadas propuestas de amigos como el poeta Julián Alonso). La Caneja, desde siempre, se encuentra falta de infraestructura administrativa y de desarrollo de actividades culturales y artísticas acordes con su entidad. Sin proyectos propios, se limita a acoger los itinerarios expositivos que determina la Junta.
La desidia administrativa hizo imposible albergar dignamente en la ciudad al menos “algo” del escultor V. Macho y de coetáneos que en su día partieron al exilio… a pesar de que no faltaron propuestas y ofertas al respecto.
La despreocupación institucional respecto a iniciativas cooperativas (Espacio Rinocero) o privadas (Galería Marietta Negueruela) las grandes Salas de Exposición (Caja Duero, Caja España…) las públicas, como la de la Diputación y los espacios expositivos que albergaron algunas librerías (del Burgo) se caracterizó –al menos durante los años palentinos “a pie de obra” de quien esto escribe- por una enorme falta de curiosidad, apoyo e inversión de instituciones y “próceres de la ciudad”.
¿Puede cambiar ese pasado a golpe de varita mágica? Evidentemente no.
El libro Palencia, 1975-2000 (25 años de Arte Contemporáneo) que coordinaron R. F. Sobrino, M. T. Alario y J. H. Carrasco, sigue siendo -16 años más tarde- una llamada desoída a la conciencia cultural de la ciudad. Porque en él, artistas nacidos en Palencia -pertenecientes a diversas generaciones y artífices de diferentes propuestas- se encuentran reseñados pero no parece que hayan contado después con mayor ni específico apoyo: Luis Alonso (1945), Félix Angulo (1968), Nino Barriuso (1939), Ignacio Caballo (1965), Ángel Cuesta (1930), Silvia García (1970), Chema Gil (1960), Miguel Macho (1974), Narciso Maisterra (1933), Paris Matía (1962), Marina Núñez (1966), Nacho Ordás (1958), Águeda de la Pisa (1942), Pablo Porras (1968), Luis Rodríguez (1941), Ignacio Vela (1968), Fernando Zamora (1939)…Diecisiete artistas, nacidos en Palencia y avalados como “propuestas en un fin de siglo” a los que se escatiman espacios expositivos, adquisiciones y espacio en un Museo Estable que contribuiría a dinamizar actividades y encuentros con centros de enseñanza.
A cuenta de qué soñar con “buques insignia, centros de referencia”…y otras explosiones retóricas cuando es palpable que lo que se tiene no se cuida, apoya, ni difunde…simplemente aletea su espíritu en “planes directores” al uso de notas de prensa y embites políticos sin balance de lo no hecho, sin fuste, ni concreción futura.
En cuanto a los “espacios amateurs” que ya existen, y con frecuencia son atendidos por buen profesorado víctima de sub-contratas, mejorarían sensiblemente si generalizaran la contratación directa, dejaran de ser objetivamente clientelistas y erradicasen la pretensión de combinar “matrículas privadas” con subvenciones públicas, que finalmente discriminan a tantos y tantas.
Pero en cualquier caso, estos asuntos “culturales” nos parece que se han traído por los pelos en la Moción con objeto de dar que hablar difuminando lo esencial: Sacar el Museo de la Policía de la Antigua, derogar el convenio que regula la larga cesión temporal, encarar el papel represivo de un cuerpo policial con triste historia y establecer, en la Antigua, un espacio significante como Lugar de Memoria, como Historia de Represión y Resistencia a la ignominiosa dictadura franquista.