Por Acacio Puig
El 24 de abril se han cumplido 45 días en Huelga de Hambre que protagoniza en la cárcel de Zuera, Carmen Badía Lachos (actualmente recluida en la enfermería de la prisión).
En un Madrid lluvioso y a partir de las 12 horas del 24, ha tenido lugar la solidaria concentración frente a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, sita en la calle Alcalá 38-40. Con el mismo propósito tenía lugar otra concentración en Zaragoza ante el edificio de Los Fueros de Aragón.
45 días en huelga de hambre son ya tantos y con tanto riesgo para la salud de cualquiera, que confirman el objetivo de libertad o muerte que alienta el desafío de Carmen frente a la brutal indiferencia de la Dirección de la cárcel de Zuera y de Instituciones Penitenciarias.
A partir del 1 de mayo se anuncia una solidaria huelga de hambre como muestra del apoyo generalizado a Carmen por parte de lxs presxs sociales encerrados en las cárceles del estado.
Sin embargo, la animosa concentración madrileña ha sido tan minúscula como para contabilizar solo 16 personas, dos pancartas y muy expresivas reivindicaciones. Cabía pensar en la participación de al menos, una persona por día en huelga de hambre… pero no ha sido así. Sin embargo, el reparto de hojas informativas entre transeúntes ha sido muy bien acogido y fortalecido por algún que otro “¡Bravo!” del mismo origen.
La lucha de Carmen, enferma de tres cánceres, encarcelada desde hace 14 años, actualmente en silla de ruedas y dependiente -por su mala salud- de ayuda para hacer frente a tareas cotidianas elementales, hacía esperar –máxime en una ciudad como Madrid- de una digna expresión de solidaridad y apoyo, máxime cuando la información sobre Carmen Badía está contando con una profusa difusión en blogs alternativos y redes sociales. Sin embargo, esa esperanza ha resultado tan defraudada que nos exige subrayar el subtítulo de esta crónica: La indiferencia es complicidad.
Para antiguos presos políticos del franquismo –como yo- que tuvimos ocasión de compartir y alentar los esfuerzos de la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL) desde la histórica Cárcel de Carabanchel (demolida a resultas de una iniciativa especulativa y de destrucción de un símbolo de memoria antifranquista) la ausencia de antiguos compañeros de penales, de organizaciones sindicales, sociales, feministas y partidarias en la jornada de hoy en Madrid, enfatiza la regresión de la conciencia política y solidaria que asola hoy las estructuras de izquierda y del pueblo de izquierdas madrileño.
Es posible también que urja mayor extensión de la sensibilización social sobre las condiciones de existencia en cárceles y centros de internamiento sobre espacios tabú que ignoran interesadamente medios de comunicación y organizaciones; y es posible también que falte una generalización de otras experiencias que vienen acompañando las concentraciones minoritarias con la entrega de denuncias a interlocutores sordos a las exigencias de ciudadanía víctima de abusos, como los padecidos por
Carmen y muchos otros encarcelados que contabilizan “suicidios” nunca investigados adecuadamente.
Pero desde el rechazo a la indiferencia en una sociedad sobre saturada de informaciones, es pertinente recordar que en estas jornadas de enorme ajetreo retórico y discursos, lo que está en juego es bastante más que el color del gobierno que salga de las elecciones del 28 de abril; lo que está en juego, decimos, es precisar el urgente proyecto regeneracionista de un modelo tan hueco como corrupto, en que los derechos humanos se han convertido en mera cita oportuna y oportunista, un modelo en el que el mirarse el ombligo nos lleva a la catástrofe. Aunque quizá solo tenemos lo que tristemente merecemos.
En cualquier caso: RESISTAMOS. ¡Carmen Badía, Libertad!