Burgos se suma a la campaña “Ciudades por la vida y contra la pena de muerte”

Cuando el Estado utiliza su poder para poner fin a la vida de un ser humano, es probable que ningún otro derecho sea inviolable. El Estado no puede dar la vida y no debe atreverse a quitarla.Declaración de Estocolmo

Por Amnistía Internacional Burgos

Un año más, hoy, 30 de noviembre, nos reunimos para celebrar una nueva edición de “Ciudades por la Vida / Ciudades contra la Pena de Muerte”, en recuerdo de la primera abolición de la pena capital, en el Gran Ducado de Toscana en 1786. Hoy más de 2000 ciudades de todo el mundo se iluminarán para decir no a esta pena cruel e injusta que elimina la vida.

En 2016 se ejecutó al menos a 1.032 personas, 602 menos que en el año anterior. Pese a la considerable disminución, la cifra general de ejecuciones de 2016 siguió siendo más alta que la media registrada el decenio anterior. Estas cifras no incluyen las miles de ejecuciones realizadas en China, donde los datos sobre el uso de la pena de muerte seguían estando clasificados como secreto de Estado. Además, en 2016 fueron condenadas a muerte 3.117 personas en 55 países.

Los Estados que mantienen y aplican la pena de muerte están cada vez más aislados y deben tomar medidas para sumarse a la tendencia mundial. En 2017 se cumplen 40 años desde que Amnistía Internacional promovió la histórica Declaración de Estocolmo, primer manifiesto abolicionista internacional sobre la pena de muerte, en la que se pidió a todos los gobiernos que abolieran totalmente esta pena.

En 1977 sólo 16 países habían abolido totalmente la pena de muerte en su legislación y en la práctica. En la actualidad la mayoría de los países del mundo, 105, la han abolido ya por completo.

Benín ha sido uno de los últimos países que han abolido la pena de muerte en la ley para todos los delitos, haciéndolo en este año. Sin embargo todavía 14 personas se encuentran en el corredor de la muerte en terribles condiciones y sin saber cuál va a ser su destino, a pesar de que el Gobierno de Benín ha prometido que no serán ejecutados.

Manifestamos nuestra oposición a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, con independencia de la naturaleza y de las circunstancias del delito, de la culpabilidad, inocencia u otras características de la persona y del método empleado por el Estado para llevar a cabo la ejecución.

La pena de muerte viola el derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y es el castigo cruel, inhumano y degradante por excelencia.

Por todo ello exigimos a los gobiernos de todo el mundo que den los pasos necesarios para la suspensión total de las ejecuciones y la abolición universal de la pena de muerte. 

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