Por Burgos Dijital
Para que no se dependa de la falta de viento o el cambio de dirección de éste, que se termine el material combustible, es decir, que los árboles, matorrales y pastos se quemen completamente, en definitiva, de la suerte en la extinción de incendios forestales, se tienen que dar las condiciones adecuadas en los montes, que sólo se conseguirán si se llevan a cabo trabajos silvícolas preventivos en los periodos oportunos sobre las superficies forestales y para ello se ha de contar con recursos, tanto económicos como humanos.
Está claro que los recursos económicos los hay, porque cada año aumenta el gasto en extinción de incendios, por ejemplo, de 2014 a 2015 este gasto aumento un 12%, de 47 a 53.3 millones de euros. Esta primavera se ha llevado a cabo una partida en la comunidad de 7,7 millones de euros para 11 cuadrillas forestales, gasto que incurrirá en un beneficio para determinadas empresas del sector y en ningún caso para la masas forestales, pues éstas seguirán siendo trabajadas en verano, visto la fecha de contratación de las mismas, épocas de máximo peligro de incendios, cuando los retenes de incendios realizan dichas labores silvícolas.
El tema de los retenes forestales daría en sí mismo para una denuncia específica: trabajadores que hacen uso de equipos con una elevada peligrosidad en terrenos forestales, puesto que motosierras, desbrozadoras y demás equipos mecánicos usados, están formados por motores alimentados por gasolina y aceite, llevando a cabo los trabajos en dichas hábitats forestales en verano, con el consiguiente riesgo de incendio si salta una chispa o se prende el propio equipo. Pero no queda aquí esto, estas cuadrillas que son contratadas como retén de incendios, formada por profesionales o no del sector, trabajan durante su jornada normal de 12 a 21 horas, desbrozando, podando, cortando y apilando ramas. Como se observará son las mejores horas del día, y si no se produce ningún tipo de incendio en ningún sistema forestal de la provincia o comunidad, estos vuelven a sus casas con el trabajo en el cuerpo. Pero si se produce un incendio, tanto en la jornada como fuera de ella, deben de acudir al mismo a sofocar las llamas, ampliando así su jornada de trabajo, su cansancio, con el consiguiente riesgo para la salud de estos trabajadores.
CGT denuncia que en el Servicio Territorial de Medio Ambiente de Burgos, el número de plazas de trabajadores forestales y tractoristas es absolutamente insuficiente, a pesar de que estas plantilla bien podrían servir para, en la temporada de invierno, llevar a cabo estas labores silvícolas preventivas, sin ese enorme y cada vez mayor gasto público. Pero la Junta no contenta con tener bajo mínimos los recursos humanos, ni siquiera cubre todas las plazas, lo cual es realmente grave: en Burgos hay 3 plazas de tractoristas, de las cuales sólo 1 está ocupada, y en cuanto a los peones forestales y no cualificados hay un total de 30 plazas de las cuales solo 6 están ocupadas, un verdadero despropósito que pone en evidencia la nula política preventiva de la Junta. LA ESTRATEGIA DE LA JUNTA ES REACTIVA
Al no encontrarse estas plazas cubiertas, la administración y sus gestores recurren a empresas privadas para el desarrollo de los trabajos que tendrían que ser ejecutados por el empleado público, beneficiando a estas empresas privadas y perjudicando al medio ambiente. La empresa privada se beneficia en que sólo tiene que contratar al trabajador, pues ya está la administración para poner los tractores que realizan las labores sobre el monte, lo que redunda en pingües beneficios para la contrata, ya que no se tiene que preocupar ni de arreglar las averías de estos vehículos, funcionando como una empresa de trabajo temporal pero con presupuestos de contratación más elevados.
Esta situación, que se encuentra agravada por la falta de convocatorias públicas en estos puestos, es intencionada para derivar el gasto público a empresas privadas, las cuales a pesar de no realizar siempre bien su trabajo, no se les exige ningún tipo de responsabilidad: dejan pistas forestales en malas condiciones de transitabilidad, ramera acumulada bajo los árboles, trochas y arrastraderos sin reparar una vez utilizados con el consiguiente deterioro de los mismos cuando llueve, daños sobre la regeneración de las masas arbóreas y sobre los pies no cortados, quemas bajo árboles en buen estado, pies en malas condiciones sanitarias con plagas que puede extenderse al resto de la masa
La contratación de empleados públicos para la realización de los trabajos conllevaría múltiples beneficios económicos, los empleados públicos son más baratos, así como para el medio rural y las masas forestales, un empleo digno y de calidad para los trabajadores forestales, que estos trabajos sí sean supervisados por la administración pues al ser realizados por la misma, las condiciones en las que quedarían estos ecosistemas serían las adecuadas, al primar la calidad en la ejecución sobre la cantidad de lo ejecutado.
Se llevarían los trabajos en tiempo y forma, en invierno y adecuadamente, dedicando el verano para las labores de vigilancia y control de las masas arbóreas, así como reduciendo el presupuesto destinado a la extinción de incendios debido a esa mejora en las masas forestales. También podría servir para evitar la despoblación rural fijando a la población de las diversas comarcas de la provincia, pues muchas de las plazas están repartidas por la geografía provincial, y se generaría riqueza en el medio rural, al poner en valor las masas forestales de la provincia con el continuo auge del turismo rural.
Por todo ello, que la Junta de Castilla y León y sus responsables políticos comiencen a trabajar de verdad por la conservación de nuestro medio ambiente, por el desarrollo rural y evitar la despoblación de nuestros pueblos y no sea sólo el texto de las campañas publicitarias que de forma reiterada escuchamos en los distintos medios de comunicación.